Dr. Felipe
Hernández G.
Profesor Titular. UNESR//Cronista Oficial de Valle de la Pascua
El sector
Guamachal de la ciudad de Valle de la
Pascua en el estado Guárico, es una comunidad urbana
localizada geográficamente al sur-este de la ciudad, llamada popularmente
urbanización, sector o barrio Guamachal. Su nombre deviene del llamado
camino real de Guamachal, el cual comenzaba desde el conuco de don Andrés
Gómez, pasaba por La Atascosa
y por la parte conocida como “Las Loceras”, la cual a finales del siglo XIX, se
localizaba en las inmediaciones de la intersección donde está ubicado hoy el
Liceo “José Gil Fortoul” y la calle Atascosa, continuaba por la llamada subida
o el alto de El Cambao, llamada también a través del tiempo, subida de Los
Arrieros, después subida de La
Estudiantina, (años 60 y 70 del siglo XX), y actualmente
subida del Liceo; específicamente, donde se inicia la calle principal de
Guamachal.
El citado
camino real, desde la subida de El Cambao pasaba por los sitios siguientes:
frente a la Quinta Mena,
propiedad de don Martín Álvarez Veitía, y Corralito, en cuyas inmediaciones
vivía doña Isabel Márquez, hasta llegar al lugar conocido con el nombre de el
Alto de la Luz,
poco antes de llegar a la quebrada de La Pascua donde finalizaba, para desembocar en el
camino real de La Pereña,
en la vía hacia oriente, y las poblaciones de El Socorro, Espino y Santa María
de Ipire.
Como es de
suponer, era un camino por donde sólo transitaban bestias y se arreaba ganado.
Se le llamaba Guamachal, porque en sus bordes, a lo largo del mismo y en los
alrededores abundaban los árboles de guamacho (Pereskia guamacho). Todavía
hoy, las personas mayores que conocieron el camino real y sus alrededores, lo
recuerdan, entre ellos, doña Yolanda Álvarez de Sánchez, doña Juana Pérez y don
Ramón Vanezca Valera, quienes refieren que “toda la zona estaba poblada de
guamachos”. Pero también había sitios que la gente conocía y distinguía
dentro del perímetro, entre ellos estaban, La Quinta, San Jacinto, La Osa, El Guasimal, entre otros.
El espacio
geográfico donde surgió el sector Guamachal, comprendía desde el final de la
calle Atarraya sur, el sector El Valle, desde la avenida Libertador sur hasta
el Liceo “José Gil Fortoul”, el sector Doce de Octubre, el Tecnológico de los
Llanos, y el sector Magisterio, aproximadamente, hasta el hospital “Rafael
Zamora Arévalo”, el barrio El Zamuro y el sector semi-rural llamado San
Jacinto, donde vivían la señora Vicenta Gota y su familia, el señor Teófilo
Flores, y tenía una posesión agrícola Napoleón Loreto. Como se puede deducir,
estas zonas son vecinas pero diferenciadas, especialmente el sector donde
comenzó el poblamiento, llamada Guamachal pobre, Guamachal viejo o barrio
Guamachal, para diferenciar al sector del llamado Guamachal rico, Las Quinticas
o Magisterio, así como la parte que ocupa el sector Doce de Octubre, que es
producto de una invasión realizada en el año 1988, cuando era presidente del
Concejo Municipal del municipio Infante, el profesor Heriberto Bustamante
Padrón.
Vale la pena
señalar, que debido a la manera violenta y anárquica como se realizó la
invasión, el barrio Doce de Octubre inicialmente se llamó “El Verguero”. En
1993 la alcaldía aprobó una ordenanza mediante la cual decretaba la condición
de urbanización del sector, lo cual fue celebrado con un acto donde participó
el alcalde de ese entonces, arquitecto Manuel Matos Charmelo y los concejales:
doctor Manuel Díaz, arquitecto Ernesto Arévalo, señor Eusebio Ojeda, señor
Rafael Silveira, y otros, junto con los líderes de la comunidad que ahí
habitaban.
Cuando se
produjo la invasión, la zona del Doce de Octubre, era un bosque con grandes
árboles y monte; en sus inmediaciones sólo habían tres viviendas dispersas, que
ocupaban Adelina Flores y su familia, Antonio Herrera, con su esposa Josefina
Márquez y sus hijos, ambas viviendas localizadas en la zona cercana a los
corrales y el potrero de El Tecnológico de Los Llanos, e Hipólita Izquiel que
vivía sola en un rancho en la parte más profunda del bosque.
El territorio
donde se estableció la comunidad de Guamachal formó parte del antiguo gran
latifundio Santa Juana de la Cruz,
propiedad del capitán, maestre de campo, juez de llanos y cabildante de
Caracas, don Francisco Carlos de Herrera, en el tiempo histórico comprendido,
entre finales del siglo XVII y primeras décadas del siglo XVIII cuando este
muere. Luego, sus descendientes en sucesivas ventas a terceros, se deshacen
paulatinamente de la posesión, deviniendo esta porción del latifundio a formar
parte del fundo La Vigía,
propiedad del canario don Pedro del Hoyo y Arzola y doña Juana Catalina Álvarez
Guedez de del Hoyo y Arzola, posteriormente su yerno don Juan González Padrón
compra en 1754 parte de La Vigía
a su suegra ya viuda, y se la anexa a la parte que heredó su esposa doña Juana
Francisca Arzola Álvarez de González Padrón. Para el año 1783, cuando el obispo
Mariano Martí visita el sitio de Valle de la Pascua, el canario Juan González Padrón era uno
de los terratenientes más importantes e influyentes de la localidad,
propietario del hato La Vigía
o La Gonzalera. A
su muerte a principios del siglo XIX, sus herederos se repartieron el
latifundio. Es por eso que cuando se revisa la tradición de los documentos que
refieren sobre el espacio geográfico donde está asentado el sector Guamachal,
es común encontrar que sus propietarios eran de apellido Álvarez y Arzola,
además de los apellidos Loreto, Alvarado y Campagna, entre otros; quienes
tenían el territorio dividido en potreros ganaderos, plantaciones de topocho y otros
cultivos. Es decir, que el territorio donde se estableció y desarrolló la
comunidad que habita el sector Guamachal, era un predio rural dividido en
potreros y majadas de propiedad privada.
En ese sentido,
para finales del siglo XIX y durante las tres primeras décadas del siglo XX,
entre los potreros localizados en la zona de Guamachal se encontraban los
siguientes: potreros Arzoleros, de don Ángel Rafael Arzola, la Quinta Mena, que era
una casa con potrero de cuatro hectáreas de don Martín Álvarez Veitía, San
Jacinto de don Simón Loreto, La
Campañera de Alejandro y Silvio Campagna, terrenos de Daniel
y Chicho Alvarado, y terrenos de Juan Antonio Díaz (Puño de Oro), entre otras
posesiones. Cada uno de estos predios tenía su laguna, donde abrevaba el ganado
y se surtían de agua los habitantes de las escasas viviendas localizadas en la
zona. Todavía son recordadas las lagunas: la peruchera, la arzolera, la
topolera, la campañera, y el caño de los Álvarez.
Para
corroborar lo expuesto, sirva de referencia un documento del año 1934
registrado en el Registro Subalterno del Distrito Infante, donde don Martín
Álvarez Veitía vende la quinta Mena y su potrero a don Manuel Vicente Álvarez
Ramírez. El documento dice así:
Yo, Martín Álvarez
Veitía, mayor de edad, criador y de este domicilio, declaro que he vendido al
señor Manuel Vicente Álvarez Ramírez, mayor de edad, criador y vecino de este
Municipio, una casa de bahareque y tejas, constante de dos piezas de habitación
con corredores en contorno, cocina y despensa, con un potrero alambrado como de
cuatro hectáreas de cabida, conocida con el nombre de “Quinta Mena” ubicado en
ejidos del Municipio Valle de la
Pascua, Distrito Infante, Estado Guárico, dentro de estos
linderos: norte y este: camino real de “La Pereña”; sur: potrero de Luis D. [Dolores]
Ortuño; oeste: carretera oriental. Este inmueble lo hube por haberlo hecho a
mis propias expensas; y lo he vendido por la cantidad de mil cien bolívares que
el comprador ha puesto a la disposición de mi hermana Cecilia Álvarez de
Salazar…y yo, Manuel Vicente Álvarez Ramírez, acepto la venta que precede y
hago constar a la vez que el dinero con que hago esta adquisición
pertenece al peculio particular de mi esposa Antonia Ramona Álvarez de Álvarez,
por lo que el inmueble lo declaro como de su exclusiva propiedad. Valle de la Pascua: veinte de diciembre
de mil novecientos treinta y cuatro.
Refiere doña
Yolanda Álvarez de Sánchez, que: “Después de esta compra, don Manuel Vicente
Álvarez Ramírez, agrandó la posesión, mediante la compra de dos potreros a don
Ángel Rafael Arzola quien también tenía posesiones en la zona, que colindaban
con la finca San Jacinto, y con los terrenos de Juan Antonio Díaz (Puño de
Oro)”.
Un perfil de la epónima de la quinta “Mena” (doña
Filomena Veitía de Álvarez) lo traza el intelectual y farmaceuta Víctor Manuel
Ovalles Carlomán, quien fue su amigo, según información publicada en el diario
Jornada de Valle de la Pascua,
en dos artículos (marzo 2007), escritos por el ingeniero Manuel Soto Arbeláez,
dice así:
“…El escritor farmaceuta [Dr. Victor Manuel Ovalles Carlomán] rinde culto a
la familia Veitía, sobre todo a don Vicente, jefe de ella, hombre franco y
condescendiente con sus amigos. Misia Genara, su esposa, era una mujer avanzada
para aquellos tiempos en las prácticas del feminismo, por lo cual resultaba
incomprendida entonces. El matrimonio tenía 5 hijas, todas ellas buenas parejas
de baile, encantadoras por su donaire: María, la mayor y Julia, Filomena, Lola,
y Genarita, todas ellas se desenvolvían en un medio social sano en una
población vallepascuense sin excesos y turbulencias”. Continúa Soto
Arbeláez: “La amiga era doña Filomena Veitía, viuda de Manuel Álvarez e hija
de don Vicente Veitía, quien por muchos años fue el Registrador Subalterno del
distrito Infante. Hombre de gran corazón y progresista que acompañó a la
juventud de Infante en los años 1890s en las manifestaciones de protesta por la
invasión que Inglaterra había hecho de la Guayana venezolana”…“¿Tú recuerdas cómo se
ataviaban las parejas en nuestros lujosos bailes?... Las damas con faldas de
raso, zapatos de gamuza, altas peinetas, mantillas españolas, guantes de
preville, etc. También la juventud masculina se trajeaba a la moda, y en
nuestros bailes de lujo eran indispensables los guantes. En esa época los
jóvenes se distinguían por la cultura del estilo con que trataban a las
damas; a las mujeres se les rendía entonces un culto digno de ellas. Extrañará
a algunos tales adelantos en un pueblo del llano (la Valle de la Pascua de los 1890s)”.
Lo expuesto por Soto Arbeláez permite afirmar
que los Álvarez Veitía, eran de las familias principales, económicamente
acomodadas de Valle de la
Pascua.
En la actualidad
la quinta Mena todavía se conserva, y es conocida popularmente con el nombre
de “La Quinta”
a secas, en la calle principal de Guamachal, donde vive doña Yolanda Álvarez-Álvarez
viuda de don Eligio Sánchez y algunos de sus hijos, descendientes directos de
los esposos Manuel Vicente Álvarez Ramírez y Antonia Álvarez de Álvarez, quienes
informan que para el año 1934 sólo había en la zona tres casas, la quinta,
donde vivían sus padres y abuelos y ahora viven ellos; la de Asciclo Álvarez
(hermano de doña Antonia), cuya casa estaba ubicada en la llamada esquina de
Isidora (localizada hoy en el cruce de la calle Guamachal con la avenida
Circunvalación); y las casas de la familia Carrasquel, (Rosa y Modesta, Eulalia
y Andrea Carrasquel) en el sector Las Loceras, un poco antes de la subida de El
Cambao.
Para los
años cuarenta construyó una vivienda en el sector, doña Amalia Rivas de
Ledezma, vivienda que a su muerte heredaron don Pascual Pérez y su esposa doña
Eusebia Ledezma de Pérez que era su única hija, a finales de los años
cincuenta, la casa les fue expropiada por el Concejo Municipal, porque en la
zona se construiría la sede del Liceo “José Gil Fortoul”, también fueron
expropiadas las viviendas de las señoras Modesta, Eulalia, Rosita y Andrea
Carrasquel, quienes fueron indemnizadas por el ente Municipal. En el caso de la
señora Eusebia Ledezma de Pérez, solicitó que el Concejo le construyera su casa
en el sector Guamachal, la cual le fue construida y entregada por este
organismo en el año 1959. En ella vive actualmente su hija doña Juana Pérez y
sus hijos, en la esquina de la calle Guamachal cruce con Los Tulipanes.
Informó doña
Yolanda Álvarez de Sánchez, que a principio de los años cuarenta, siendo
presidentes del Concejo Municipal de Valle de la Pascua, Arturo Tovar en
1940, Rafael Santaella Ledezma en 1941, Rafael Ortuño Suárez en 1942, y
Alejandro Campagna en 1943 respectivamente, de manera reiterada exhortaron a su
propietario don Manuel Vicente Álvarez para que le quitase los alambres a los
potreros, alegando que estaban localizados en el perímetro urbano, en terrenos
de la municipalidad, y así las personas interesadas en construir viviendas en
el sector, lo hiciesen. Instrucción que fue acatada por su propietario, en
contra de su voluntad y la de su esposa, iniciándose de ese modo el poblamiento
lento pero sostenido del sector Guamachal, hasta la actualidad.
Una manera de
preservar la memoria de las comunidades es recordando las acciones de sus
habitantes, es el caso del ciudadano José Rafael Armas, quien tuvo su casa de
habitación en el lugar donde ahora está construida la sede de el Tecnológico de
los Llanos, este ciudadano era llamado popularmente “El Brujo”, por sus poderes
para curar enfermedades con rezos y plantas medicinales, a partir del año 1945
toda la colectividad vallepascuense lo llamó doctor, porque el presidente del
concejo municipal para ese entonces, médico Ángel Vicente Ochoa, le extendió un
certificado que lo acreditaba como tal, en agradecimiento por curarle una
enfermedad que padecía. Fue José Rafael Armas quien plantó el árbol de samán
que todavía existe en la esquina este del Tecnológico, aledaño a la avenida
circunvalación.
Para finales de
los años 40, durante los años 50 y principios de los 60 del siglo XX, vivían o
se establecieron en Guamachal las familias de don Nery Álvarez Belisario y doña
Margarita Colmenares de Álvarez, don Felipe Adames, Pastora Ortega, Juana María
Rengifo y Juana Rafaela Rengifo de Brizuela, María Eugenia Malpica, Leonor
Mayorga, Juana Delgado, don Ramón Vanezca y doña Tomasa López de Vanezca,
Rafael Martínez y doña Manuela Herrera, doña Petra de Morales, Pilar Martínez
de López, Ana Rosa Fernández, Nieves Gelder, Félix Márquez, Petra González,
Juan Manuel Gutiérrez y Nelly Meza de Gutiérrez, Lucio Blanco, Simón Correa,
Josefa Hernández, Máxima Valera y Servanio Díaz, Eleuteria Díaz de Rodríguez,
Pablo Villalobos, Chicho Brizuela y Gema Ortega de Brizuela, Lucía Millo,
Lupercio Morales y Carmen Segovia de Morales, doña Felipa Solórzano y su hijo
don Ubaldino Solórzano, Caridad Gómez, Azucena Ortiz, Manuela García, Chucha
Seijas, Elena Astudillo, Julián Noriega y doña María Gómez de Noriega, Rafael
Noriega y Ramona Caraballo de Noriega, doña Olivia Hoel, Guerino Ardizzi y
Elvira Álvarez de Ardizzi, María Guarán, don Miguel Suárez y doña Raquel
Guevara de Suárez, Simón Flores y doña Sara Bolívar de Flores, Edelmira
Rengifo, Manuel Ángel Álvarez y doña María Seijas de Álvarez, entre otros.
En los años
setenta, se establecieron en la zona, Alberto Azarak y doña Sara Moisés de
Azarak, Pablo Villalobos, Chicho Pérez y Rosa Padrón de Pérez, Gilberto Néderr,
Valentín Hernández y Juana González de Hernández, Amador Hernández y Rosa
González de Hernández, Francisco González Arzola, Ernestina Suárez y Pedrito
Carrasquel, Manuel Oropeza Fraile y Julieta Zamora de Oropeza, Ico Requena,
Alejandría Rengifo, Armando Aquino y Elena Suárez de Aquino, y
otros.
Es importante
señalar que el crecimiento poblacional de la comunidad se acentuó a mediado de
los años sesenta y se aceleró a partir de 1970, convirtiéndose el sector en uno
de los más populosos de la ciudad. En tal sentido, merece reconocerse la
gestión realizada por Manuel Oropeza Fraile, presidente del Concejo Municipal,
y por el síndico Juan Rafael Montenegro en ese entonces (1968-1972), quienes se
preocuparon por donar parcelas y solares a familias honorables y trabajadoras,
que han hecho de esta zona una de las urbanizaciones más tranquilas y
reconocidas de Valle de la
Pascua.
Las obras de
infraestructura e instituciones emblemáticas de Guamachal son: el Instituto de
Tecnología de los Llanos, proyectado y construido durante el primer gobierno
del presidente de la
República, doctor Rafael Caldera, quien lo inauguró en 1973;
además del auditórium “monseñor Rafael Chacín Soto”. El parque “Vicente Sánchez
Chacín”, la iglesia La
Trinidad de Guamachal, la plaza “Profesora Isaura Ledezma
Martínez”, y la cancha cubierta “Francisco de Miranda” al lado de la Plaza. Es tal la
identificación de estos espacios con el nombre del sector, que las personas al
referirse a cualquiera de ellos, dice: “la iglesia, el parquecito, la cancha o
la placita de Guamachal”, omitiendo por desconocimiento o lógica los epónimos
oficiales. Otras obras de importancia, vecinas al sector, son: el Liceo “José
Gil Fortoul”, el Hospital “Rafael Zamora Arévalo”, y la Escuela “Doce de Octubre”.
Muy cerca están también la
Escuela “Carlos José Bello”, la Casa de la Cultura “Lorenzo Rubín
Zamora”, y la Asociación
de Productores Agropecuarios APADI; así como el hotel “San Marco”.
Entre los años
1981 y 1992 tuvo su sede en Guamachal, el Núcleo Valle de la Pascua de la Universidad Simón
Rodríguez, funcionaba en la quinta “Santomé”, propiedad del abogado Aquiles
Silvera, localizada en la calle 5 de Julio cruce con Los Pinos, diagonal a la
plaza “Prof. Carmen Isaura Ledezma Martínez”.
La iglesia La Trinidad de Guamachal fue
construida en el año 1973, durante el primer gobierno del doctor Rafael
Caldera, por diligencias realizadas por monseñor Víctor Pérez Rojas, que fue su
primer párroco.
En la calle
Guamachal funcionaron durante mucho tiempo las oficinas administrativas de la Empresa de Electricidad
Edelca, hasta que en los años ochenta fueron mudadas a su sede actual, en la
comunidad rural de San Jerónimo - Potrerito, vía Espino.
A Guamachal se le
puede considerar una zona con especial vocación estudiantil, por la presencia
en el sector y sus alrededores de importantes instituciones educativas de todos
los niveles. El Instituto universitario de Tecnología de Los Llanos ha
determinado la proliferación de residencias estudiantiles, donde se alojan
jóvenes que provienen desde distintas regiones del país a cursar sus carreras.
Socialmente la población de Guamachal pertenece al estrato de clase media
(media-media y media alta), conformada fundamentalmente por pequeños y medianos
comerciantes, profesionales (médicos, docentes, ingenieros, técnicos, abogados,
contadores y otras), trabajadores independientes, productores agropecuarios,
empleados públicos y privados, y amas de casa.
Siendo una
comunidad que se comenzó a establecer de manera espontánea, en una zona
agrícola, con potreros y corrales para el encierre y ordeño de vacas, por donde
sólo pasaba un camino real para recuas, es natural que sus calles se comenzaran
a trazar por los organismos competentes, tardíamente. Es así, como esta tarea
la inició el Concejo Municipal y la Prefectura Infantina,
con el apoyo de la gobernación del estado Guárico, en el año 1974. Era
presidente del Concejo, el profesor José López Itriago, el prefecto Héctor Soto
Arbeláez, y el gobernador el doctor Máximo Salazar Carchidio.
En el llamado
Sector Viejo o Guamachal pobre, las principales calles son: principal de
Guamachal, El Liceo, Mara, Los Pinos, Los Tulipanes, Los Llanos, Martí, El
Peñón, Las Delicias, Los Caobos, El Limón, y la avenida Circunvalación, que
comienza frente al Hotel “San Marco”, atraviesa el sector, pasa frente al IUT
de los Llanos, después pasa por un costado del Barrio “El Zamuro”, y del Taller
Municipal, para finalizar en la calle real, en la salida hacia Tucupido.
A la calle Las
Delicias se le llamó durante mucho tiempo calle “La Condenada” por su mal
estado, que la hacía intransitable. La primera calle asfaltada fue la Guamachal, en el año
1973. La calle Los Llanos para los años 70, era una pica que fue abierta para
que transitaran los camiones que transportaban piedra picada desde “La Sosilca”, que era una
compañía dedicada al tratamiento de asfalto y a “picar y moler”, piedra,
establecida en el sector Los Dos Caminos, a la entrada de donde está localizado
actualmente el barrio La
Solución, el cual se llama así, porque tomo el nombre de un
taller mecánico que tiene o tuvo en la zona Eduardo Montenegro, llamado Taller
“la Solución”.
El sector
Magisterio o Guamachal rico, lo conforman transversales, desde la primera hasta
la séptima, además de las calles Perú, Italia y España, Cinco de Julio, desde la Casa de la Cultura hacia el este, La Atascosa, desde la
avenida Libertador hasta la iglesia la Trinidad de Guamachal donde finaliza, entre
otras. También existen los sectores: El Valle o Santa Eduviges, Doce de Octubre
y San Jacinto, con sus calles. Las calles de mayor movimiento comercial,
tránsito peatonal y vehicular son la Guamachal, Los Tulipanes y la avenida
Circunvalación.
Las esquinas más
conocidas del sector, son: la esquina de “Guacharaco”: calle Los Tulipanes
cruce con Las Delicias; esquina de “Vanezca” o del “Parque”: calle Los
Tulipanes cruce con Los Llanos; esquina de “La Reforma”: calle Los
Tulipanes cruce con Guamachal; esquina de “Rosa Pata Blanca”: calle Los
Tulipanes cruce con Martí; esquina de “Fidelina”: calle Los Tulipanes cruce con
El Liceo, esquina de “Doña Olivia” o de “Mi Juguito”: calle Guamachal cruce con
Mara; y esquina de “Isidora” o de “El Tecnológico”: en la calle Guamachal cruce
con avenida Circunvalación.
El agua y las
cloacas fueron instaladas en el año 1972, refiere la señora Máxima Valera que
la primera persona que tuvo agua instalada por tuberías en el sector, fue la
señora Josefa Hernández, a quien se la mandó a instalar desde la avenida
Libertador, su hijo, el coronel del ejército Carlos Hernández, en el año 1968.
Después instalaron una pluma pública en inmediaciones de donde ahora está
Comercial “El Rodeo”, por diligencias hechas por la señora Flor Ortega, que
vivía al frente. También antes de 1972, fue colocada una tubería con una llave,
en la calle Guamachal, específicamente debajo de un gran roble que estaba donde
ahora está el parque; y dos tanques públicos, uno en la calle Los Tulipanes
cruce con Las Delicias, y otro en la calle Guamachal, al inicio de la calle El
Peñón, frente a la casa de José Vicente Rengifo y Carmen María Álvarez de
Rengifo. Estos tanques fueron construidos e instalados por el desaparecido
Instituto Nacional de Obras Sanitarias -INOS- y el Concejo Municipal, a finales
de los años sesenta.
En otro sentido,
es meritorio dejar testimonio de los primeros establecimientos comerciales que
se establecieron en el sector. El más antiguo del cual se tiene noticia fue una
pequeña bodega y botiquín con rocola de la señora Petra González, ubicada en la
que posteriormente fue la casa de habitación de don Rafael Martínez, quien
también tuvo bodega en ella. Su ubicación era en la calle Guamachal cruce con
Los Pinos.
En 1962 se
estableció don Ramón Vanezca Valera, con su bodega “Brisas del Llano”, otra
bodega fue la Isaías
Matos Arzola (Mono), que fue vendida a finales de los 80 a Rubén Michelangelli; en
1968 se estableció Francisco González con la bodega “El Bienvenido” que todavía
se mantiene con el nombre de Bodega y Quesera “Los Tulipanes”, a principio de
los años 70 se estableció Valentín Hernández con la bodega y carnicería “La Reforma” que todavía
existe, después han tenido bodegas en el sector Julio Brizuela y María
Brizuela, bodega “Las Marías”, Carmen Loreto, bodega “Mary Igle”; Elisa Rengifo
de Padrino con la Lonchería
“Mi Juguito”; Rosa de Medina con la bodega “13 de diciembre”, Taller de
bicicletas de Luis Villanueva (Calle Los Tulipanes c/c. El Limón), entre otras.
Fue emblemático el próspero mayor de víveres que entre los años 70 y 80 tuvo en
el sector, el señor Lupercio Morales (Calle Los Pinos c/c Martí), también la
llamada bodega de “Aribe” (Donde actualmente está el establecimiento Comercial
El Rodeo), así como la
Ferretería “El Ferretero” (Calle Guamachal c/c. El Peñón) de
Freddy Arzola, en los años 90 y principios del 2000.
Desde finales de
los 80, está en la calle Los Tulipanes, la Ferretería “Los
Tulipanes”, propiedad de Andrés Souto, otros fondos de comercio establecidos en
el sector, son Comercial “El Rodeo” de José Luís Girón en la calle Guamachal;
Parabrisas “Royka” de Roy Morales en la calle el Liceo, las panaderías “La Torre del Pan”, de la
familia Díaz, y Panadería “Nina”, propiedad de la maestra jubilada Nina
Hernández Moya de Troconis, en la avenida Circunvalación, y la Panadería “Guamachal” en
la esquina de la calle Guamachal cruce con calle El Peñón, un centro Mercal, en
la calle Los Llanos frente al parque “Vicente Sánchez Chacín”, entre otros. Son
muchos y variados los comercios que en los últimos treinta años se han establecido
en el sector: panaderías, bodegas, farmacia, marmolería, queseras, depósitos y
distribuidoras de arroz, sal, cerveza, leche, agencias de lotería, licorerías,
talleres, y muchos más, que le han dado vida económica y referencia a la
comunidad a través del tiempo.
A manera de
reflexión final, es importante señalar, que el sector Guamachal que conocemos y
tenemos hoy, es muy diferente de aquel que subyace con nostalgia en la memoria
de muchos de sus habitantes, ha desaparecido su ruralidad y sus guamachos, pero
está vivo aún su devenir, el cual está presente en muchos nombres que le dan
identidad a sus calles, esquinas y sitios, contra los que inútilmente ha
luchado el progreso urbanístico y la desmemoria de muchos de sus habitantes.
REFERENCIAS DOCUMENTALES,
BIBLIOGRÁFICAS
Y TESTIMONIALES
Documentales:
Oficina Subalterna del Registro del
Municipio Infante. Documento Nº 3, folios 5 y 6, protocolo primero, 1er.
trimestre, año 1934.
Bibliográficas:
BERRÍOS-BERRÍOS, alexi. (2006). Lo
Pequeño como Alternativa. Memorias. Caracas: Fondo Editorial Tropikos.
Cátedra de Historia regional y Local “Mario Briceño Iragorry”.
CASALE, Irama (1997). La Fitotoponimia
de los Pueblos de Venezuela. Caracas: Ediciones de la Biblioteca de la UCV. Cartografía
Nacional. Comisión de Nombres Geográficos Nº 2.
HERNÁNDEZ G. Felipe (2005). Historia
de Valle de la Pascua. En
los Llanos del Guárico (1725-2000). Caracas: Tipografía de Miguel Ángel
García e Hijo.
MARTÍNEZ, Azucena (2005). Mi
Estado Guárico. San Juan de los Morros: Ince Guárico. Gráficas Los Morros,
CA.
NÜÑEZ, Enrique Bernardo
(1988). La Ciudad
de los Techos Rojos. Caracas: Monte Ávila Editores.
RUBÍN ZAMORA, Lorenzo (1972). Diccionario
Biográfico Cultural del Estado Guárico. Caracas: Talleres Hijos de Ramiro
Paz SRL.
SOTO ARBELÁEZ, Manuel. (2007),
Los bailes de Valle de la
Pascua del siglo XIX. (1 y 2). Valle de la Pascua: en: Diario Jornada,
13 y 20/03/2007. p.4.
Testimoniales:
para la
realización de esta investigación, fueron muy importantes los aportes testimoniales
de las personas que a continuación se indican:
. Doña Juana González de Hernández.
. Doña Juana Pérez: conversación
sostenida el 24/08/2006.
. Doña Máxima Valera: conversación
sostenida el 17/08/2006.
. Don Ramón Vanezca Valera:
conversación sostenida el 12/08/2006.
. Doña Yolanda Álvarez de Sánchez:
conversación sostenida el 11/08/2006.
. Galifa Fernández.
. Lic. Ricardo Antonio Sánchez
Álvarez. Conversación efectuada el 11/08/2006.
. Teolinda Vanezca López:
conversación sostenida el 12/08/2006.