martes, 26 de junio de 2012

VIDA Y OBRA DEL CANARIO JUAN GONZALEZ PADRÓN EN VALLE DE LA PASCUA (Aproximación histórica)


DR. FELIPE HERNÁNDEZ G.
felipehernandez56@yahoo.es
            DON JUAN GONZÁLEZ PADRÓN, nació en la Isla de Tenerife, en el pueblo de Santa Ursula, sitio o barrio de “La Corujera”, el 30 de mayo de 1724. El año de 1746 con apenas 22 años, se embarcó hacia la provincia de Venezuela, saliendo del puerto de Santa Cruz de Tenerife en el velero “La Santísima Trinidad” de la flotilla canaria, cuyo capitán era don Antonio Miranda y Ravelo (hermano de don Sebastián Miranda y Ravelo, padre del generalísimo Francisco de Miranda), pagando 125 pesos por sus pasajes. Era el mes de noviembre de 1746.
            Juan González Padrón vino a la provincia de Venezuela, específicamente a Caracas, desde donde se trasladó luego al sitio del Valle de la Pascua, como integrante de los últimos contingentes llegados a Caracas de la inmigración canaria propiciada por el gobernador Gabriel de Zuloaga, conde de Torre Alta, quien ejerció como gobernador de la provincia de Venezuela entre 1736 y 1747, cuando fue sustituido por el gobernador Luis Francisco de Castellanos. La condición de canario tenerifeño de Juan González Padrón quedó autenticada en el testamento del canario don Clemente Gutiérrez del Castillo, quien lo llama de manera textual “mi paisano”, al designarlo su albacea.
           Juan González Padrón una vez residenciado en Valle de la Pascua, se estableció a la sombra de don Pedro del Hoyo y Arzola, con cuya hija Juana Francisca Arzola del Hoyo Álvarez contrajo matrimonio ya entrada la segunda mitad del siglo XVIII. Con el tiempo llegó a tener un gran ascenso económico y social, que se evidencia en el creciente número de esclavos que figuran en los sucesivos padrones de población de la época, y un gran propietario de tierras del suelo llanero guariqueño, que las obtuvo por herencias a favor de su esposa, así como por donaciones, composiciones y compra-venta, especialmente de su suegro don Pedro del Hoyo y Arzola, y de compras a suegra una vez viuda, doña Juana Catalina Álvarez Guedez de del Hoyo y Arzola y a sus cuñados; y mediante sucesivas compras que efectúa a los herederos de don Francisco Carlos del Herrera y Ascanio del latifundio Santa Juana de la Cruz, que le convirtieron en dueño del importante latifundio conocido tradicionalmente con el nombre de “La Vigía", "La Pascua" o "la Gonzalera", el cual aparece como antecedente en casi todos los documentos de tierras del municipio Leonardo Infante, el cual llegó a tener una extensión aproximada de cuatro leguas y media.         
            Fue la posesión de este importante latifundio conocido como “La Gonzalera”, una de las razones por las que se consideró durante mucho tiempo, a González Padrón como fundador de Valle de la Pascua. Aunado al hecho que en la visita pastoral del obispo Mariano Martí por la geografía de la provincia de Venezuela en 1783, durante su estancia en el sitio de Valle de la Pascua, se hospedó en su casa, donde además oró, ofició misa, bautizó y efectuó matrimonios en una ermita donde se adoraba a la Virgen de la Luz, de la cual era devoto González Padrón.
            Está registrado en documentos, que a solicitud del obispo Martí y del teniente de justicia de Chaguaramas, don Pedro Víctores de la Cueva, González Padrón en unión de sus hijos y esclavos, donó el terreno y la mano de obra para la construcción de la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria del Valle de la Pascua, así como un lote de terrenos de trescientas treinta varas, equivalente a setenta y ocho solares para que se establecieran los vecinos que quisieran avecindarse en el lugar, además donó el altar, las sillas, el confesionario, la pila de agua bendita, la campana, los ornamentos y otros emolumentos para la iglesia.
            A cambio de dicho donativo, González Padrón le solicitó al Obispo Martí, la concesión de sepultura en el piso de la Iglesia de la Candelaria, para él, su mujer, hijos y demás parientes hasta el cuarto grado, es decir hasta la cuarta generación de sus descendientes. Solicitud que le fue concedida.
            No se ha precisado la fecha exacta de la muerte de Juan González Padrón, se considera que murió a finales del siglo XVIII o a principios del siglo XIX, con toda seguridad, antes de la independencia de Venezuela. Es decir, que al momento de su fallecimiento contaba con una edad aproximada de 80 años y su cuerpo fue enterrado en la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, tal como se lo había concedido el obispo Martí, según correspondencia enviada al párroco Francisco Roque Díaz en 1789.
        De su matrimonio con doña Juana Francisca Arzola del Hoyo y Álvarez tuvo ocho hijos, a saber: Manuel José, Luis, Margarita, Leonor, María de los Ángeles, Isabel María, Bárbara y Soledad González Arzola. De ellos, en Valle de la Pascua casaron Margarita con Andrés Gutiérrez, Luis con Isabel Álvarez y Manuel José con la chaguaramera Rosalía Machuca. Los otros huyeron a Barcelona como consecuencia de la guerra nacional de independencia que vivió nuestro país entre los años 1811 y 1821. En ello tuvo mucho que ver la captura del prócer José Félix Ribas, en el “Paso de las mulas”, quebrada Melaito, en las inmediaciones del sitio de “Las dos palmas”, cuando fue delatado por Concepción González, esclavo de las descendientes de González Padrón.
            Según información aportada por don Miguel Álvarez Díaz, González Padrón, a su llegada a Venezuela era analfabeta, aprendiendo a leer y escribir una vez casado, enseñado por su esposa.
            En la ciudad de Valle de la Pascua, a Juan González Padrón se le recuerda en una de las principales calles del casco central, que fue distinguida con su eponimia, la cual atraviesa a la ciudad de Sur a Norte: desde el Terminal de Pasajeros hasta el sector El Rosario donde culmina, pasando antes por el costado Oeste de la Plaza Bolívar. Entre los años 1998 y 2003 funcionó el Colegio Privado “Juan González Padrón”, ubicado en la Av. Libertador Sur, cruce con calle Las Delicias (entrada a Guamachal) en una casa-quinta propiedad de don Efraín Méndez. Los propietarios de esta iniciativa educativa fueron los profesores Jaime Bolívar Blanco y Aixa Méndez Ledezma. Lamentablemente esta loable iniciativa educacional al cerrar sus puertas, no se prolongó en el tiempo.
            A modo de reflexión puede decirse, que el nombre y el espíritu de don Juan González Padrón continúa vivo en la historia documental de esta noble y pujante población del Oriente guariqueño, en la toponimia, así como en el recuerdo y los genes de muchos vallepascuenses descendientes de quinta y sexta generación de este connotado personaje, que legó su cuota para enriquecer la historiografía guariqueña.
            En el libro “Historia y Valores de Valle de la Pascua” de Juan Suárez (p. 126) aparece un retrato suyo. Al pie de la misma se lee: “Juan González Padrón. Este hijo-hidalgo español se casó con la venezolana Juana Francisca Arzola y del Hoyo. Murió antes de la Independencia de Venezuela”.
REFERENCIAS
                  ÁLVAREZ DÍAZ, Miguel. (s/f): Papeles sueltos sobre la vida del canario Juan González Padrón.
                ARCHIVOS PARROQUIALES de San Sebastián de los Reyes, Altagracia de Orituco, Chaguaramas, San Rafael de Orituco y Valle de la Pascua.
            CHACÍN SOTO, Rafael. (1972): Orígenes de Valle de la Pascua. Valle de la Pascua: Publicaciones de la III Feria de la Candelaria.
                  DE ARMAS CHITTY, J. A. (1956): Haciendo Anales. Algo sobre el origen de La Pascua. Consideraciones sobre un posible estudio del Distrito Infante. En: Boletín de la Cámara de Comercio de Valle de la Pascua. Valle de la Pascua: Noviembre de 1956. Año 1. No. 1. (Dirección y Coordinación: Luis Adolfo Melo y Víctor Ladrón de Guevara).
                HERNÁNDEZ G. Felipe. (2006): Historia de Valle de la Pascua. En los llanos del Guárico. (1725-2000). Caracas: Tipografía de Miguel Ángel García e hijo.
                REGISTRO SUBALTERNO DE ALTAGRACIA DE ORITUCO. (1768): Bloque 5. Protocolos Públicos. Orituco. Siglo XIX.
                SUÁREZ, Juan. (1980): Historia y Valores de Valle de la Pascua. San Juan de los Morros: Editorial Los Llanos.
                 
                Valle de la Pascua, 13 de junio de 2012

                Artículo publicado en el diario Jornada, el jueves 14 de junio de 2012. p. 6.

lunes, 11 de junio de 2012

RECORDANDO A DON ELIGIO SÁNCHEZ


FELIPE HERNÁNDEZ G.
           
            Ciudadano de su tiempo, cabal, solidario, comprometido y con sólidos principios; valores propios de los hombres rectos y sinceros. Consustanciado con todo lo que significara desarrollo y progreso para Valle de la Pascua y el Guárico en general. Nació don Eligio Sánchez García, en el caserío “La Central”, en jurisdicción de la localidad “Los Recuerdos”, al sureste de la ciudad de Valle de la Pascua en el municipio Infante del estado Guárico. La fecha de nacimiento fue el 3 de abril de 1930. Fueron sus padres, don Antonio Sánchez y doña María Ventura García de Sánchez, de cuya unión nacieron seis hijos, a saber: Eligio, Esther, Benito, Daniel, Columba, Emilia y Miguel Ángel Sánchez García.
            Como hombre de su tiempo, siguió y se guió por los senderos que le trazó el destino, según el giro que en su devenir tenía trazado Venezuela, por eso él, junto a los demás miembros de la familia emigraron a Valle de la Pascua, ciudad donde posaron su planta para aquerenciarse, en los años cuarenta del siglo XX, como consecuencia del proceso de migración rural-urbana que vivió nuestro país después de la muerte de Juan Vicente Gómez en diciembre de 1935. Migración que estuvo signada por la búsqueda de mejores condiciones de vida a través del trabajo, el estudio y el ahorro honesto.
            Completó sus estudios primarios en el Grupo Escolar “Rafael González Udis” de Valle de la Pascua, plantel donde obtuvo el certificado de sexto grado de educación primaria. Una vez alcanzado el sexto grado, se dedicó a trabajar, es así como se inició como peón agrícola, en los predios agropecuarios de los doctores Rafael y Juan Félix Ledezma Zamora, en jurisdicción de las poblaciones de Santa Rita de Manapire y Cabruta.
            En diciembre de 1953, contrajo nupcias con la que sería su eterna y fiel compañera, doña Yolanda Álvarez-Álvarez de Sánchez, hija de don Manuel Vicente Álvarez Ramírez y doña Antonia Álvarez de Álvarez. De esa unión nacieron once hijos, a saber: Manuel Vicente, Yaritza, Carlos, Ricardo Antonio, Isaura, Norelys, Ofelia, Eligio, Vicente, César y Yoleida Sánchez Álvarez. Todos, ciudadanos honestos y trabajadores, de ellos son profesionales universitarios, Carlos (médico); Ricardo (contador público); Norelys y Yoleida (profesoras).
            Como hombre responsable y con compromisos familiares, en los años sesenta, don Eligio prestó sus servicios al comerciante Jorge Hoel conocido como “El Alemán”, con él laboró como transportista de gasolina para surtir las bombas de La Vigía y la Bomba Aragua, ubicadas en la salida hacia el caserío Corozal y en la carretera nacional vía Chaguaramas respectivamente. Fue Jorge Hoel, padre de doña Olivia Hoel y del Dr. Jorge Hoel.
            Después de trabajar como transportista de gasolina, don Eligio se independizó y comenzó a trabajar por su cuenta como productor agropecuario, para ello adquirió una posesión agrícola al sur del Guárico, en las inmediaciones de las poblaciones de Las Mercedes del Llano y Santa Rita de Manapire, donde fundó el hato “El Tuerto”, predio agropecuario que fue su sueño, y que todavía conservan sus hijos como legado patrimonial tangible que les legó su padre.
            De ideas y convicciones arraigadas, católico practicante, fue un fiel militante del partido socialcristiano Copei desde su fundación, además de luchador por las reivindicaciones de los productores del campo, por ello fue miembro desde su fundación en 1945, de la Asociación de Productores Agropecuarios APADI, ahí formó equipo con Juan Moisés Padra, productor a quien le unió una gran amistad durante toda la vida. De Apadi fue casi siempre directivo y luchó denodadamente por su sostenimiento y progreso.
Otra organización a la que siempre apoyo y por la que siempre luchó, fue la Feria de la Candelaria, miembro distinguido de la organización. Durante muchos años formó parte de su junta directiva, coordinando las exposiciones agrícolas, actividad que le granjeó el respeto y el cariño de los productores agropecuarios del estado Guárico y de Venezuela.
Como miembro de la Sociedad Socorro Mutuo de Valle de la Pascua, siempre la respaldó en sus ejecutorias, razón que le mereció ser su presidente por dos períodos –electo en 1964 y reelecto en 1965-, en esta cofradía era respetado y querido por sus hermanos de causa.
A don Eligio Sánchez le sorprendió la muerte el 22 de noviembre de 1990, cuando se encontraba en la población de Las Mercedes del Llano. Apenas tenía 60 años, una muerte súbita de un infarto al miocardio. Los últimos años de su vida, todos sus desvelos los puso en función del desarrollo y progreso de su hato “El Tuerto”. Era su sueño y a él aportó todas sus energías, así como a la formación de sus hijos para hacer de ellos los hombres y mujeres de bien que son hoy.
….. ooo …..
Con emoción recuerda doña Yolanda los años vividos y compartidos con don Eligio. Con añoranza rememora su matrimonio civil y eclesiástico efectuado en el mes de diciembre del año 1953. Enlace llevado a cabo en la quinta “Mena”, solariega vivienda de estilo neocolonial con sus inmensos patios y preciosos jardines en la calle principal del sector Guamachal, lugar donde siempre ha vivido. Con orgullo expresa que su matrimonio fue una gran fiesta, amenizada por los principales artistas de música llanera de la época, entre ellos, el célebre cantante Ángel Custodio Loyola, el “hombre del pañuelito”, el de La Mata Arzolera,  recordado y oído todavía hoy por sus inmortales canciones y joropos llaneros, entre ellos: el pajarillo, la catira, tierra negra, y muchas más. Artista que asistió por especial invitación que le formuló el empresario vallepascuense, Omar Camero Zamora.
Informa doña Yolanda, que desde su matrimonio en el año 1953 y hasta su muerte, vivió con Don Eligio y su familia, en la quinta “Mena” de Guamachal, vivienda que fue de don Martín Álvarez Veitía y de doña Filomena de Álvarez, personaje a quien debe su nombre (quinta “Mena”), a quienes se la compró en los años cuarenta del siglo XX, don Manuel Vicente Álvarez Ramírez y doña Antonia Álvarez de Álvarez.

Trabajo leído en la Sociedad Socorro Mutuo de Valle de la Pascua, el 18 de abril de 2012. Petición de la coordinadora de cultura de dicha Cofradía, Prof. Maritza Molina de Michelangelli.
Valle de la Pascua, mayo 2012.

miércoles, 6 de junio de 2012

LA REVOLUCIÓN INTEGRADORA Y EL ALZAMIENTO DEL CORONEL CAYETANO GABANTE EN TUCUPIDO EN 1833


DR. FELIPE HERNÁNDEZ G.
UNESR/Cronista Oficial de Valle de La Pascua
Apenas instalado el gobierno de la naciente República, después de la Separación de Venezuela de la Gran Colombia en 1830 y electo como Presidente Constitucional el general José Antonio Páez, cuando apareció en el país, el mal endémico de las guerras civiles que azotarían a Venezuela durante todo el siglo XIX, caracterizado por el irrespeto a las instituciones y el anárquico individualismo que signa nuestra idiosincrasia. Esta continuada eclosión se manifiesta por medio de montoneras, guerrillas, disturbios populares, alzamientos, motines, revoluciones y golpes de estado.
En ese concierto se inscribe la Revolución Integradora, nombre con el que se conoce en la historia de Venezuela la rebelión y las acciones que se produjeron en el Oriente del país desde donde se extendieron por buena parte de los territorios del Guárico, y que tenía como bandera y objetivo la restitución de la Gran Colombia. En ese orden de ideas, a un año escaso de haber nacido Venezuela como República, el general José Tadeo Monagas alzó la bandera de la rebelión en su hato Los Robles. El 8 de enero de 1831, en Aragua de Barcelona, los cultivadores de tabaco de la región se insurreccionaron y asaltaron la sede de la administración del producto. El día 15 de enero se reunieron en asamblea y la protesta adquirió un carácter subversivo ante su poder de convocatoria. Acordaron desconocer al Gobierno, sus leyes y su Constitución, proclamando la integridad de la República de Colombia. Le propusieron a José Tadeo Monagas la jefatura del movimiento y este aceptó, con lo cual la insurrección se tornó más grave y peligrosa, tomando el nombre de Revolución Integradora.
El 22 de mayo de 1831 se realizó en Barcelona una asamblea popular que resolvió invitar a las provincias de Cumaná, Margarita y Guayana, para que junto con la de Barcelona formaran un nuevo estado independiente que se llamaría Estado de Oriente, reconociendo el fuero militar que había sido abolido por el Congreso y nombrando a Santiago Mariño como gobernador de dicho estado, y a José Tadeo Monagas como segundo. El acta levantada al efecto decía que “la Constitución atacaba a la religión en sus principios, desaforaba el clero y destruía la milicia y su fuero, tan necesario para fundar y organizar los ejércitos”.
Recuérdese que el clero, representado por el Arzobispo de Caracas, Ramón Ignacio Méndez se había opuesto a que la Constitución centro-federal de 1830, fuese juramentada en la Catedral de Caracas, ya que este era un acto político y no religioso, esta oposición le costó la expulsión del país junto con los obispos de Mérida y Guayana, quienes se habían solidarizado con él.
 Mariño aceptó los postulados de esta acta acompañado por Monagas, lo que obligó a Páez a ponerse personalmente en campaña contra este movimiento separatista. Debidamente autorizado por el Congreso para conceder amnistía a los sublevados, Páez envió como comisionados al cuartel general de los insurrectos, a los comandantes Manuel Figuera y Miguel Rola, a entrevistarse con Monagas. Aunque estos en un principio estuvieron dispuestos a conciliar, las reuniones no llegaron a nada concreto.
Movilizando un ejército sobre los alzados, y después de algunas escaramuzas, se avino el general Monagas a someterse y aceptaron deponer las armas en Valle de la Pascua, donde se reunieron con Páez el 23 de junio de 1831, pues no tenían como enfrentar las fuerzas militares del gobierno movilizadas en su contra. El día 24 se proclamó el acuerdo por el cual se licenciaban todas las tropas revolucionarias y se garantizaban las vidas y la posesión de los bienes de los alzados.
El 7 de marzo de 1833 el coronel Cayetano Gabante quien había secundado a Monagas en 1831, se declaró en armas en Tucupido, proclamando la reconstitución de la Gran Colombia. Tomó la población de Chaguaramal en el Unare y rechazó la amnistía que le fue ofrecida por el gobierno de Páez.
Expone la historiadora Mireya Soto (1988), lo siguiente:
“Gavante poseía, y así lo demostró, una extraña personalidad, pues pasó de ser separatista y estar dispuesto a marchar si se intentaba restablecer la unión colombiana, en 1830, a ser un integracionista que a principios del año 1834 y ejerciendo la presidencia el general José Antonio Páez, se alza en las cercanías de Tucupido (Unare) y proclama la unidad de Colombia. A ese ideal integracionista parece que se agregaba un cierto resentimiento contra el gobierno por una deuda que se la había reconocido, pero no pagado”.
 Perseguido y derrotado, el coronel José María Zamora lo apresó el 3 de abril de 1833 en el sitio de La Iguana, estado Guárico, después de una breve escaramuza. El historiador Domingo Irwin (2008:74), refiriéndose al fracaso del alzamiento de Gabante, dice lo siguiente “No obstante las limitaciones de equipamiento del gobierno, fue mantenida la paz pública. La pequeña insurrección del coronel Cayetano Gabante fue dominada con relativa facilidad…”. Llevado a Caracas de donde logró huir de la cárcel el 6 de junio, es decir, un mes después.
Huyendo hacia su natal Tucupido, se escondió en el centro del país, acompañado de su medio hermano, el comandante Andrés Guillen, quien comandó el asaltó a la cárcel de donde lo liberó. José Dionisio Cisneros, el mismo bandolero que Páez había indultado en 1830, comisionado por el gobierno para perseguirlo y enfrentarlo, logró alcanzarlo el 11 de noviembre en el sitio de El Acapro en jurisdicción de Guayas, cerca del pueblo de La Victoria en Aragua.
Su medio hermano Andrés Guillen murió en el encuentro y Gabante logró huir con tres de sus compañeros, quienes para congraciarse con el gobierno, lo asesinaron después de haber asistido a una fiesta cerca del pueblo de El Sombrero, donde estaban reunidos el comisario y personalidades de la localidad, en la cual se discutió sobre la “gran revolución” que se preparaba contra el gobierno de Páez, cuyo caudillo era Gabante.
El miércoles 14 de mayo de 1834, Gabante fue emboscado en las inmediaciones de los pueblos de Ortiz y El Sombrero por sus secuaces. En el alevoso ataque resultó muerto, siendo sepultado por sus atacantes en la Mesa de Paya. Así terminó las correrías como caudillo militar el coronel Cayetano Gabante.
Fue uno de los tantos soldados de extracción popular que en la Venezuela decimonónica, una vez consolidada la República, cambiaron sus lauros militares por usufructos. En su natal Tucupido es recordado, porque es epónimo de una de las calles centrales de la población, su nombre atraviesa la ciudad de sur a norte, pasando por el costado Este de la Plaza Bolívar, frente a la iglesia San Gabriel Arcángel, lo que permite inferir el reconocimiento de héroe que le han prodigado sus paisanos.
La historiadora guariqueña y profesora universitaria, Dra. Miriam Meza Báez de Borges (2011), considera que para la historia regional del Guárico, esta investigación constituye un importante aporte, por cuanto “es muy escasa la información sobre este singular hecho histórico, siempre se habla del movimiento de Oriente y de Monagas y no de la participación de gente del Guárico y de la repercusión en los pueblos del  llano guariqueño del citado movimiento”.

REFERENCIAS
 BRAVO, Manuel J. (1979): Algunas expresiones ideológicas del período de las oligarquías, 1830-1858. Caracas: Tipografía de Miguel Ángel García e hijo.
            ESTÉVEZ GONZÁLEZ, Edgar. (2006): Las guerras de los caudillos. Caracas: Libros El Nacional.
            IRWIN G. Domingo. (2008): Caudillos, militares y poder: Una historia del pretorianismo en Venezuela. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello.
 SOTO ARBELÁEZ, Manuel. (2011): Ilustres héroes de la Independencia Suramericana nacidos y/o relacionados a Tucupido. Tucupido: III Encuentro de Historiadores, Cronistas e Investigadores en Tucupido. Complejo Cultural Fray Anselmo de Árdales. Octubre 2011.
 SOTO DE L. Mireya. (1988): “Cayetano Gavante”. Diccionario de Historia de Venezuela. Tomo 2. Caracas: Fundación Polar. Editorial Ex Libris. p. 263.
           
            - Ponencia presentada por el autor en el  III Encuentro de Historiadores, Cronistas e Investigadores, realizado en el Complejo Cultural “Fray Anselmo Ardales” de la ciudad de Tucupido, estado Guárico, en el mes de octubre del año 2011.

martes, 5 de junio de 2012

VIDA Y OBRA DEL CANARIO JUAN GONZALEZ PADRÓN EN VALLE DE LA PASCUA. (Aportes para una aproximación histórica)


                                                                                                 
DR. FELIPE HERNÁNDEZ G.
felipehernandez56@yahoo.es
            DON JUAN GONZÁLEZ PADRÓN, quien nació en la Isla de Tenerife, en el pueblo de Santa Ursula, sitio o barrio de “La Corujera”, el 30 de mayo de 1724.
            En el año de 1746 con apenas 22 años, se embarcó hacia la Provincia de Venezuela, saliendo del puerto de Santa Cruz de Tenerife en el velero “La Santísima Trinidad” de la flotilla canaria, cuyo capitán era don Antonio Miranda y Ravelo (hermano de don Sebastián Miranda y Ravelo, que fue el padre del generalísimo Francisco de Miranda), pagando 125 pesos por sus pasajes. Era el mes de noviembre de 1746.
            Juan González Padrón vino a la Provincia de Venezuela, específicamente a Caracas, desde donde se trasladó luego a Valle de la Pascua, como integrante de los últimos contingentes llegados a Caracas de la inmigración canaria propiciada por el gobernador Gabriel de Zuloaga, conde de Torre Alta, quien ejerció como gobernador de la Provincia de Venezuela entre 1736 y 1747, cuando fue sustituido por el gobernador Luis Francisco de Castellanos. La condición de canario tenerifeño de González Padrón quedó autenticada en el testamento del canario don Clemente Gutiérrez del Castillo, que lo llama de manera textual “mi paisano”, al designarlo su albacea.
            Juan González Padrón una vez residenciado en Valle de la Pascua, se estableció a la sombra de don Pedro del Hoyo y Arzola, con cuya hija Juana Francisca Arzola del Hoyo Álvarez contrajo matrimonio ya entrada la segunda mitad del siglo XVIII. Con el tiempo llegó a tener un gran ascenso económico y social, que se evidencia en el creciente número de esclavos que figuran en los sucesivos padrones de población de la época, y un gran propietario de tierras que obtuvo a través de herencias a favor de su esposa, donaciones, composiciones y compra-venta, especialmente de su suegro don Pedro del Hoyo y Arzola, y de compras a suegra una vez viuda, doña Juana Catalina Álvarez de del Hoyo y Arzola y a sus cuñados; y mediante sucesivas compras que efectúa a los herederos de don Francisco Carlos del Herrera y Ascanio del latifundio Santa Juana de la Cruz, que le convirtieron en dueño del importante latifundio conocido tradicionalmente con el nombre de “La Vigía", "La Pascua" o "La Gonzalera", que aparece como antecedente en casi todos los documentos de tierras del municipio Leonardo Infante, el cual llegó a tener una extensión aproximada de cuatro leguas y media.
Fue la posesión de este importante latifundio conocido como “La Gonzalera” una de las razones para que se considerase a González Padrón como fundador de Valle de la Pascua. Aunado al hecho que en la visita pastoral del obispo Mariano Martí por la geografía de la provincia de Venezuela en 1783, durante su estancia en el sitio de Valle de la Pascua se hospedó en su casa, donde además oró, ofició misa, bautizó y efectuó matrimonios en una ermita donde se adoraba a la Virgen de la Luz de la cual era devoto González Padrón.
            También está registrado en los documentos, que a solicitud del obispo Martí y del teniente de justicia don Pedro Víctores de la Cueva, González Padrón en unión de sus hijos y esclavos, donó el terreno y la mano de obra para la construcción de la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria del Valle de la Pascua, así como un lote de terrenos de trescientas treinta varas, equivalente a setenta y ocho solares para que se establecieran los vecinos que quisieran avecindarse en el lugar, también donó el altar, las sillas, el confesionario, la pila de agua bendita, la campana, los ornamentos y otros emolumentos para la iglesia.
            Por ese donativo, González Padrón le solicitó al Obispo la concesión de sepultura en el piso de la Iglesia de la Candelaria para él, su mujer, hijos y demás parientes hasta el cuarto grado, es decir hasta la cuarta generación de sus descendientes. Solicitud que le fue concedida.
            No se ha precisado la fecha exacta de la muerte de Juan González Padrón, se considera que murió a finales del siglo XVIII o a principios del siglo XIX, antes de la independencia de Venezuela. Es decir, que al momento de su fallecimiento contaba con una edad aproximada de 80 años y su cuerpo fue enterrado en la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, tal como se lo había concedido el obispo Martí, según correspondencia enviada al párroco Francisco Roque Díaz en 1789.
            De su matrimonio con doña Juana Francisca Arzola del Hoyo y Álvarez tuvo ocho hijos, a saber: Manuel José, Luis, Margarita, Leonor, María de los Ángeles, Isabel María, Bárbara y Soledad González Arzola. De ellos, en Valle de la Pascua casaron Margarita con Andrés Gutiérrez, Luis con Isabel Álvarez y Manuel José con la chaguaramera Rosalía Machuca. Los otros huyeron a Barcelona como consecuencia de la guerra nacional de independencia que vivió nuestro país entre los años 1811 y 1821. En ello tuvo mucho que ver la captura de José Félix Ribas en el sitio de “Las dos palmas”, cuando fue delatado por Concepción González, que era un esclavo de las González Padrón.
            Según información aportada por Miguel Álvarez Díaz, González Padrón a su llegada a Venezuela era analfabeta, aprendiendo a leer y escribir una vez casado, enseñado por su esposa.
            En nuestra ciudad a Juan González Padrón se le recuerda en una de las principales calles del casco central, que fue distinguida con su nombre, la cual atraviesa a la ciudad de sur a norte: desde el Terminal de Pasajeros hasta el sector El Rosario donde termina, pasando antes por el lado oeste de la Plaza Bolívar. Además, entre los años 1998 y 2003 existió un colegio privado que llevaba su nombre, lamentablemente no continuó funcionando. Lo que nos indica que su nombre y su espíritu continúa vivo en el recuerdo y en la historia de esta pujante población guariqueña.
            En el libro “Historia y Valores de Valle de la Pascua” de Juan Suárez (p. 126) aparece un retrato suyo. Al pie de la misma se lee: “Juan González Padrón. Este hijo-hidalgo español se casó con la venezolana Juana Francisca Arzola y del Hoyo. Murió antes de la Independencia de Venezuela”.
            Finalmente una copla de la hermandad entre las Islas Canarias y Venezuela. Dice así:
            Virgen de Candelaria, / la más bonita, la más morena, / la que extiende su manto / desde Canarias hasta Venezuela.
REFERENCIAS
            ÁLVAREZ DÍAZ, Miguel. (Fechas varias) Conversaciones informales con el autor de este escrito.
             ÁLVAREZ DÍAZ, Miguel. (s/f) Papeles sueltos sobre la vida del canario Juan González Padrón.
            ARCHIVOS PARROQUIALES DE: Altagracia de Orituco, Chaguaramas, San Rafael de Orituco y Valle de la Pascua.
            CHACÍN SOTO, Rafael. (1972): Orígenes de Valle de la Pascua. Valle de la Pascua: Publicaciones de la III Feria de la Candelaria.
         DE ARMAS CHITTY, J. A. (1956): Haciendo Anales. Algo sobre el origen de La Pascua. Consideraciones sobre un posible estudio del Distrito Infante. En: Boletín de la Cámara de Comercio de Valle de la Pascua. Valle de la Pascua: Noviembre de 1956. Año 1. No. 1. (Dirección y Coordinación: Luis Adolfo Melo y Víctor Ladrón de Guevara).
          HERNÁNDEZ G. Felipe. (2006): Historia de Valle de la Pascua. En los llanos del Guárico. (1725-2000). Caracas: Tipografía de Miguel Ángel García e hijo.
        REGISTRO SUBALTERNO DE ALTAGRACIA DE ORITUCO. (1768) Bloque 5. Protocolos Públicos. Orituco. Siglo XIX.
            SUÁREZ, Juan. (1980): Historia y Valores de Valle de la Pascua. San Juan de los Morros: Editorial Los Llanos.


JUANA RAMÍREZ “LA AVANZADORA” (Heroína Guariqueña que luchó por la Independencia de Venezuela) Chaguaramas-Estado Guárico, 1790 – San Vicente-Maturín-Estado Monagas, †1856


 Dr. FELIPE HERNÁNDEZ G.
CRONISTA OFICIAL DE VLP. / UNESR
         Mucho se comenta en la historiografía venezolana y latinoamericana sobre los incansables esfuerzos que se hicieron para lograr la independencia en las primeras décadas del siglo XIX, destacándose la participación de algunos héroes, que quizás tocados por la providencia, se erigieron en líderes indiscutibles de la emancipación. Pero estas visiones tradicionales olvidaron el carácter popular de la guerra, así como el enfoque de género, que se vio reducido a la participación de unas pocas heroínas, casi siempre presentadas fuera de contexto en el proceso independentista.
            No es mucho lo que se sabe sobre la intervención de la mujer en la Independencia, ya que la historia tradicional ha insistido en limitar su papel al de madre, esposa o hija. Sin embargo, el protagonismo femenino fue mucho más decisivo, cobrando en algunas oportunidades la relevancia misma que se ha atribuido a los héroes consagrados. Constituye el caso de la heroína guariqueña, Juana Ramírez “La Avanzadora”, un ejemplo que reivindica la participación y lucha cotidiana de la mujer en el ámbito social, laboral y militar.
            Considerada entre las heroínas de la Independencia de Venezuela, Juana Ramírez, conocida como “La Avanzadora”; nació en jurisdicción de la población de Chaguaramas, estado Guárico en el año 1790. Su madre fue la esclava Guadalupe Ramírez, manumisa del gran terrateniente del Orituco, don Jacobo Ramírez de Salazar, dueño del hato El León, en jurisdicción de la población de Lezama. Esclava liberta, por su valor jugó un importante papel en las luchas independentistas libradas en nuestro país, especialmente en la ciudad de Maturín, estado Monagas, donde se desempeñaba como lavandera.
            Existe criterio que llegó a Maturín después de la caída de la Primera República huyendo de las terribles confrontaciones y persecuciones contra los patriotas que se vivían en Los Llanos del Guárico Oriental. Así cuando se produjo la Emigración a Oriente iniciada en Julio de 1814, después de la perdida de la Segunda República en la Batalla de La Puerta, en Junio de ese año; ya se encontraba allá. Sus principales acciones las desempeñó en el año 1813, cuando el realista Domingo de Monteverde atacó a la ciudad de Maturín, los republicanos dirigidos por José Francisco Bermúdez, Manuel Piar y José Tadeo Monagas la defendieron y bajo la dirección de Piar se organizó un batallón con el nombre de “Batería de las Mujeres”, llamado así porque estaba formado en su totalidad por mujeres del pueblo, que al lado de los hombres lucharon denodadamente por la Independencia. Juana Ramírez está entre ellas y en esa acción recibe el apodo de “La Avanzadora” por ser la primera en avanzar hacia el enemigo, realizando en el campo de batalla diversas actividades, entre otras, apertrechar los cañones, auxiliar a los heridos y enfrentarse valientemente al enemigo.
            Recibió el apodo de “La Avanzadora” en la batalla del Alto de Los Godos, el 25 de mayo de 1813, por ser la primera en salir de una fosa situada en las inmediaciones de la actual Plaza Piar de Maturín y avanzar hacia el enemigo en medio de una lluvia de balas, atravesó el campo de batalla y arrancó la espada a un general muerto. Esa espada la enarboló como su estandarte de libertad. Además de estas heroicas acciones, después de combate se dedicaba a curar a los heridos y a enterrar a los muertos.
            Luego de caer Maturín en manos realistas, el 11 de diciembre de 1814, se ve obligada a abandonar la ciudad. No es hasta 1816 cuando, con el patriota Andrés Rojas a la cabeza, regresa y colabora en la reconstrucción del poblado. Habitó en la calle Real de Maturín (actual calle Bolívar), hasta que obtuvo su liberación por los servicios prestados a la familia patriota a la cual servía, y se retira a vivir al desaparecido caserío de Guacharacas (hoy San Vicente), a pocos kilómetros de la ciudad capital, donde muere en el año 1856, a la edad de 66 años, dejando descendencia.
            Durante más de un siglo, unos cardones marcaron la ubicación de la tumba que guarda los restos de Juana Ramírez “La Avanzadora”, una y otra vez la devoción popular los replantó hasta que el 24 de junio de 1975, el Comité de Damas de la 58° División de Infantería erigió un monumento sobre su tumba, en el cementerio viejo de Guacharacas, que hoy sirve al pueblo de San Vicente y cuya placa reza así: “Aquí yacen los restos mortales de la heroína Juana Ramírez ‘La Avanzadora’, máxima exponente de la mujer monaguense, 1790-1856”.
            En 1952, el Ejecutivo Regional levantó un monumento en su memoria en la redoma de la Avenida Bolívar de Maturín, obra escultórica que se le encargó al italiano Renzo Bianchini y que constituye uno de los símbolos por excelencia de la ciudad.
            Juana Ramírez, mujer valerosa que luchó por la Independencia venezolana, se destacó por su pasión patriota, su deseo de la libertad y su entrega a la lucha independentista.
REFERENCIAS
            FUNDACIÓN POLAR. (1988): Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas: Editorial Ex libris.
            HERNÁNDEZ G. Felipe. (2010): El Guárico: Historia e Historiografía Regional y Local. UNESR: Decanato de Investigación y Postgrado-CDCHT. Caracas: II Jornada Nacional de Historia Regional y Local de la UNESR; 25 y 26 de febrero de 2010.
            HERNÁNDEZ G. Felipe. (2009): Juana Ramírez “La Avanzadora”. Publicado el sábado, 5 de septiembre de 2009, en: http://historiografias.blogspot.com/2009/juana-ramirez-la-avanzadora.html
            MACHADO GUZMÁN, Gustavo. (1998): Historia Gráfica de la Guerra de Independencia de Venezuela. Caracas: Litografía Tecnocolor.
            OCHOA, Neller. (2010): “Vaivenes de la cotidianidad femenina durante la Independencia”. Publicado en la revista Memorias de Venezuela Nº 15. Caracas: Ministerio de la Cultura / Centro Nacional de Historia. pp. 14-17.
            STERN, Steve. (1999): La historia secreta del género. México: Fondo de Cultura Económica Editorial.
            TORO, Isidro. (2010): Juana Ramírez / La Avanzadora. Publicado el martes, 20 de Julio de 2010, en: http://www.org/web/index.php?option=article&id=552:juana-ramirez--la-avanzadora=41:cultura&It

LA GEOHISTORIA


FELIPE HERNÁNDEZ G.
UNESR/Cronista de Valle de la Pascua
            La geohistoria es la ciencia que estudia la dinámica entre una sociedad del pasado y la estructura geográfica que la sustenta. Es una verdadera geografía humana retrospectiva, que tiene como objetivo que los geógrafos consideren más el tiempo, y que los historiadores se inspiren ante el espacio. Influye en distintos aspectos de la sociedad.
            El término geohistoria fue acuñado por el historiador francés Fernand Braudel, indicando la necesidad de fusionar un nuevo método del que participan por partes iguales los métodos geográficos y los históricos.
            Para Braudel, la geohistoria es la geografía humana misma desde el punto de vista histórico, cuyo fin es fusionar el espacio y el tiempo, ya que ambos son medios para el conocimiento de los hombres. La geohistoria es el método más apropiado para un estudio de historia regional, ya que aborda la geografía humana, la historia económica, social, cultural y antropológica.
            GEOGRAFÍA, GEOGRAFÍA HISTÓRICA Y GEOHISTORIA
            Estas ciencias se diferencian en cuanto a los objetivos y métodos:
            Geografía: Vidal de La Blache dice: “La geografía es la ciencia de los lugares, no de los hombres”. La geografía sostiene a las sociedades en diferentes momentos históricos, influye en ellas pero no las determina; las sociedades son capaces, según su tecnología y cultura, de abrir cada vez más el abanico de posibilidades que poseen y de modificar la geografía en que la geografía puede ser estudiada dinámicamente, pero no forma parte de la geohistoria, sino de la geografía histórica.
            Geografía histórica: La geografía histórica es la rama de la geografía humana que se ocupa del examen estático de las relaciones del hombre con el suelo que habita en un pasado más o menos remoto.
            La geografía histórica proporciona materiales a la geopolítica y, sobre todo, a la geohistoria.
            Geohistoria: La geohistoria es la ciencia geográfica de las sociedades históricas organizadas sobre el espacio natural. Se diferencia de la geografía histórica no por su contenido, sino por su sujeto y por el método, ya que es la suma de los métodos de razonamiento, las metodologías de las dos ciencias: la geografía y la historia.
            La geohistoria busca modelos de actuación mixtos, fruto de una observación espacio-temporal y entra en campos de investigación propios como son los medios y sistemas de producción dentro de su soporte espacial.
            No es suficiente marcar en un espacio y tiempo concretos los cambios del medio natural en función de la actuación tecnológica humana. Un análisis geohistórico exige la combinación de los resultados que en un momento dado devienen de las opciones humanas y las determinaciones reales de la naturaleza. La geohistoria detecta en cada época histórica el juego peculiar de opciones humanas y de determinismos naturales.
            GEOHISTORIA Y GEOPOLÍTICA
            La geohistoria constituye el acercamiento científico y neutral a los hechos del ayer con el ánimo de comprenderlos dentro de sus parámetros del espacio y del tiempo. En los estudios geohistóricos no deben encontrar ni los políticos de partido ni los diplomáticos ningún alegato en pro o en contra de tal o cual cuestión litigiosa; la geohistoria pretende sólo asentar las bases generales de una comprensión correcta del factor geográfico en el proceso histórico de las comunidades humanas.
            La geopolítica, en cambio, interpreta el pasado geográfico e histórico con fines de justificar la actualidad. F. Ratzel la define como “la ciencia que se ocupa del estudio de los Estados en cuanto entidades geográficas vinculadas al suelo y al paisaje, pero que a la vez sufren el influjo de las ideas nacionales y religiosas”.
            La geopolítica es una síntesis, una rama de la geografía humana especializada en el análisis geográfico del Estado, tanto en su desarrollo histórico como en su estructura actual. La geopolítica es siempre vida y movimiento, cambio y transformación. Se ocupa igualmente del aspecto geográfico de las relaciones interestatales.
            TEMAS DE LA GEOHISTORIA
            Las estructuras y paisajes rurales.
            El estudio del poblamiento y la ocupación del espacio.
            El contexto geográfico y ecológico de las civilizaciones pasadas.
            Las fronteras geográficas y legales, internacionales, nacionales y comarcales, de las culturas y civilizaciones, de los estados y naciones.
            FACTORES DE LA GEOHISTORIA
            1. Factores geográficos
            a) El clima: Las distintas condiciones climatológicas determinan diferentes desarrollos de las sociedades humanas. Al igual que las plantas y los animales, la especie humana tiene su zona óptima. Aunque el clima no imprime una marca ni a la cultura ni a los pueblos, en el estado actual de la cultura, la supremacía política, técnica y espiritual corresponde a aquellos pueblos que se hallan situados en zonas de grandes contrastes climatológicos.
            b) El relieve: Ejerce un gran influjo en la historia de los individuos y de los pueblos. Esto se puede ejemplificar en la separación entre montañeses y llaneros, la división histórica entre pueblos continentales y marítimos y la distinción entre los pueblos litorales e isleños. Dentro del relieve se puede precisar el papel jugado por los ríos, los valles, los pasos y puertos de montaña.
            c) Las rutas: Los factores geográficos naturales influyen en el asentamiento de las comunicaciones y en la implantación del comercio. Toda ruta de tráfico crea nudos de comunicación de gran valor estratégico, cultural y político de un territorio.
            2- Factores reactivos:
            2.1) Estímulos de las comarcas áridas, desprovistas de recursos naturales: Originan sujetos y culturas más impactantes que las comarcas en donde abundaban los recursos naturales o que gozan de condiciones climáticas más favorables.
            2.2) Estímulos de las nuevas patrias: Las migraciones y las colonizaciones demuestran la vitalidad que adquieren las poblaciones humanas y las concepciones ideológicas con el traslado a un suelo virgen.
            2.3) Estímulo de los choques: Todo choque humano en el seno de una sociedad en período de crecimiento determina en estas reacciones vitales, con logros políticos y culturales extraordinarios.
            2.4) Estímulo de las presiones: Los incentivos geográficos e históricos son más fructíferos que los choques externos o militares. Por ejemplo, las fronteras son zonas creadoras de energía; las periferias, de tensión del espacio vital. Ç
            2.5) Estímulo de las penalizaciones: Las penalizaciones estimulan a los penalizados, ante la continua imposición de la voluntad ajena, a conquistar su medio y esa misma voluntad ajena especializándose en factores de revitalización.

RESEÑA HISTÓRICA DEL SECTOR GUAMACHAL DE VALLE DE LA PASCUA. Municipio Leonardo Infante - Estado Guárico


                                       Dr. Felipe Hernández G.
Profesor Titular. UNESR//Cronista Oficial de Valle de la Pascua
El sector Guamachal de la ciudad de Valle de la Pascua en el estado Guárico, es una comunidad urbana localizada geográficamente al sur-este de la ciudad, llamada popularmente urbanización, sector o barrio Guamachal.  Su nombre deviene del llamado camino real de Guamachal, el cual comenzaba desde el conuco de don Andrés Gómez, pasaba por La Atascosa y por la parte conocida como “Las Loceras”, la cual a finales del siglo XIX, se localizaba en las inmediaciones de la intersección donde está ubicado hoy el Liceo “José Gil Fortoul” y la calle Atascosa, continuaba por la llamada subida o el alto de El Cambao, llamada también a través del tiempo, subida de Los Arrieros, después subida de La Estudiantina, (años 60 y 70 del siglo XX), y actualmente subida del Liceo; específicamente, donde se inicia la calle principal de Guamachal.
 El citado camino real, desde la subida de El Cambao pasaba por los sitios siguientes: frente a la Quinta Mena, propiedad de don Martín Álvarez Veitía, y Corralito, en cuyas inmediaciones vivía doña Isabel Márquez, hasta llegar al lugar conocido con el nombre de el Alto de la Luz, poco antes de llegar a la quebrada de La Pascua donde finalizaba, para desembocar en el camino real de La Pereña, en la vía hacia oriente, y las poblaciones de El Socorro, Espino y Santa María de Ipire.
Como es de suponer, era un camino por donde sólo transitaban bestias y se arreaba ganado. Se le llamaba Guamachal, porque en sus bordes, a lo largo del mismo y en los alrededores abundaban los árboles de guamacho (Pereskia guamacho). Todavía hoy, las personas mayores que conocieron el camino real y sus alrededores, lo recuerdan, entre ellos, doña Yolanda Álvarez de Sánchez, doña Juana Pérez y don Ramón Vanezca Valera, quienes refieren que “toda la zona estaba poblada de guamachos”. Pero también había sitios que la gente conocía y distinguía dentro del perímetro, entre ellos estaban, La Quinta, San Jacinto, La Osa, El Guasimal, entre otros.
El espacio geográfico donde surgió el sector Guamachal, comprendía desde el final de la calle Atarraya sur, el sector El Valle, desde la avenida Libertador sur hasta el Liceo “José Gil Fortoul”, el sector Doce de Octubre, el Tecnológico de los Llanos, y el sector Magisterio, aproximadamente, hasta el hospital “Rafael Zamora Arévalo”, el barrio El Zamuro y el sector semi-rural llamado San Jacinto, donde vivían la señora Vicenta Gota y su familia, el señor Teófilo Flores, y tenía una posesión agrícola Napoleón Loreto. Como se puede deducir, estas zonas son vecinas pero diferenciadas, especialmente el sector donde comenzó el poblamiento, llamada Guamachal pobre, Guamachal viejo o barrio Guamachal, para diferenciar al sector del llamado Guamachal rico, Las Quinticas o Magisterio, así como la parte que ocupa el sector Doce de Octubre, que es producto de una invasión realizada en el año 1988, cuando era presidente del Concejo Municipal del municipio Infante, el profesor Heriberto Bustamante Padrón.
Vale la pena señalar, que debido a la manera violenta y anárquica como se realizó la invasión, el barrio Doce de Octubre inicialmente se llamó “El Verguero”. En 1993 la alcaldía aprobó una ordenanza mediante la cual decretaba la condición de urbanización del sector, lo cual fue celebrado con un acto donde participó el alcalde de ese entonces, arquitecto Manuel Matos Charmelo y los concejales: doctor Manuel Díaz, arquitecto Ernesto Arévalo, señor Eusebio Ojeda, señor Rafael Silveira, y otros, junto con los líderes de la comunidad que ahí habitaban.
 Cuando se produjo la invasión, la zona del Doce de Octubre, era un bosque con grandes árboles y monte; en sus inmediaciones sólo habían tres viviendas dispersas, que ocupaban Adelina Flores y su familia, Antonio Herrera, con su esposa Josefina Márquez y sus hijos, ambas viviendas localizadas en la zona cercana a los corrales y el potrero de El Tecnológico de Los Llanos, e Hipólita Izquiel que vivía sola en un rancho en la parte más profunda del bosque.
El territorio donde se estableció la comunidad de Guamachal formó parte del antiguo gran latifundio Santa Juana de la Cruz, propiedad del capitán, maestre de campo, juez de llanos y cabildante de Caracas, don Francisco Carlos de Herrera, en el tiempo histórico comprendido, entre finales del siglo XVII y primeras décadas del siglo XVIII cuando este muere. Luego, sus descendientes en sucesivas ventas a terceros, se deshacen paulatinamente de la posesión, deviniendo esta porción del latifundio a formar parte del fundo La Vigía, propiedad del canario don Pedro del Hoyo y Arzola y doña Juana Catalina Álvarez Guedez de del Hoyo y Arzola, posteriormente su yerno don Juan González Padrón compra en 1754 parte de La Vigía a su suegra ya viuda, y se la anexa a la parte que heredó su esposa doña Juana Francisca Arzola Álvarez de González Padrón. Para el año 1783, cuando el obispo Mariano Martí visita el sitio de Valle de la Pascua, el canario Juan González Padrón era uno de los terratenientes más importantes e influyentes de la localidad, propietario del hato La Vigía o La Gonzalera. A su muerte a principios del siglo XIX, sus herederos se repartieron el latifundio. Es por eso que cuando se revisa la tradición de los documentos que refieren sobre el espacio geográfico donde está asentado el sector Guamachal, es común encontrar que sus propietarios eran de apellido Álvarez y Arzola, además de los apellidos Loreto, Alvarado y Campagna, entre otros; quienes tenían el territorio dividido en potreros ganaderos, plantaciones de topocho y otros cultivos. Es decir, que el territorio donde se estableció y desarrolló la comunidad que habita el sector Guamachal, era un predio rural dividido en potreros y majadas de propiedad privada.
En ese sentido, para finales del siglo XIX y durante las tres primeras décadas del siglo XX, entre los potreros localizados en la zona de Guamachal se encontraban los siguientes: potreros Arzoleros, de don Ángel Rafael Arzola, la Quinta Mena, que era una casa con potrero de cuatro hectáreas de don Martín Álvarez Veitía, San Jacinto de don Simón Loreto, La Campañera de Alejandro y Silvio Campagna, terrenos de Daniel y Chicho Alvarado, y terrenos de Juan Antonio Díaz (Puño de Oro), entre otras posesiones. Cada uno de estos predios tenía su laguna, donde abrevaba el ganado y se surtían de agua los habitantes de las escasas viviendas localizadas en la zona. Todavía son recordadas las lagunas: la peruchera, la arzolera, la topolera, la campañera, y el caño de los Álvarez.
 Para corroborar lo expuesto, sirva de referencia un documento del año 1934 registrado en el Registro Subalterno del Distrito Infante, donde don Martín Álvarez Veitía vende la quinta Mena y su potrero a don Manuel Vicente Álvarez Ramírez. El documento dice así:
Yo, Martín Álvarez Veitía, mayor de edad, criador y de este domicilio, declaro que he vendido al señor Manuel Vicente Álvarez Ramírez, mayor de edad, criador y vecino de este Municipio, una casa de bahareque y tejas, constante de dos piezas de habitación con corredores en contorno, cocina y despensa, con un potrero alambrado como de cuatro hectáreas de cabida, conocida con el nombre de “Quinta Mena” ubicado en ejidos del Municipio Valle de la Pascua, Distrito Infante, Estado Guárico, dentro de estos linderos: norte y este: camino real de “La Pereña”; sur: potrero de Luis D. [Dolores] Ortuño; oeste: carretera oriental. Este inmueble lo hube por haberlo hecho a mis propias expensas; y lo he vendido por la cantidad de mil cien bolívares que el comprador ha puesto a la disposición de mi hermana Cecilia Álvarez de Salazar…y yo, Manuel Vicente Álvarez Ramírez, acepto la venta que precede y hago constar a la vez que el dinero con que hago esta adquisición pertenece al peculio particular de mi esposa Antonia Ramona Álvarez de Álvarez, por lo que el inmueble lo declaro como de su exclusiva propiedad. Valle de la Pascua: veinte de diciembre de mil novecientos treinta y cuatro.
Refiere doña Yolanda Álvarez de Sánchez, que: “Después de esta compra, don Manuel Vicente Álvarez Ramírez, agrandó la posesión, mediante la compra de dos potreros a don Ángel Rafael Arzola quien también tenía posesiones en la zona, que colindaban con la finca San Jacinto, y con los terrenos de Juan Antonio Díaz (Puño de Oro)”.
Un perfil de la epónima de la quinta “Mena” (doña Filomena Veitía de Álvarez) lo traza el intelectual y farmaceuta Víctor Manuel Ovalles Carlomán, quien fue su amigo, según información publicada en el diario Jornada de Valle de la Pascua, en dos artículos (marzo 2007), escritos por el ingeniero Manuel Soto Arbeláez, dice así:
“…El escritor farmaceuta [Dr. Victor Manuel Ovalles Carlomán] rinde culto a la familia Veitía, sobre todo a don Vicente, jefe de ella, hombre franco y condescendiente con sus amigos. Misia Genara, su esposa, era una mujer avanzada para aquellos tiempos en las prácticas del feminismo, por lo cual resultaba incomprendida entonces. El matrimonio tenía 5 hijas, todas ellas buenas parejas de baile, encantadoras por su donaire: María, la mayor y Julia, Filomena, Lola, y Genarita, todas ellas se desenvolvían en un medio social sano en una población vallepascuense sin excesos y turbulencias”. Continúa Soto Arbeláez: “La amiga era doña Filomena Veitía, viuda de Manuel Álvarez e hija de don Vicente Veitía, quien por muchos años fue el Registrador Subalterno del distrito Infante. Hombre de gran corazón y progresista que acompañó a la juventud de Infante en los años 1890s en las manifestaciones de protesta por la invasión que Inglaterra había hecho de la Guayana venezolana”…“¿Tú  recuerdas cómo se ataviaban las parejas en nuestros lujosos bailes?... Las damas con faldas de raso, zapatos de gamuza, altas peinetas, mantillas españolas, guantes de preville, etc. También la juventud masculina se trajeaba a la moda, y  en nuestros bailes de lujo eran indispensables los guantes. En esa época los jóvenes se distinguían por la cultura del estilo con  que trataban a las damas; a las mujeres se les rendía entonces un culto digno de ellas. Extrañará a algunos tales adelantos en un pueblo del llano (la Valle de la Pascua de los 1890s)”.
 Lo expuesto por Soto Arbeláez permite afirmar que los Álvarez Veitía, eran de las familias principales, económicamente acomodadas de Valle de la Pascua.
En la actualidad la quinta Mena todavía se conserva, y es conocida  popularmente con el nombre de “La Quinta” a secas, en la calle principal de Guamachal, donde vive doña Yolanda Álvarez-Álvarez viuda de don Eligio Sánchez y algunos de sus hijos, descendientes directos de los esposos Manuel Vicente Álvarez Ramírez y Antonia Álvarez de Álvarez, quienes informan que para el año 1934 sólo había en la zona tres casas, la quinta, donde vivían sus padres y abuelos y ahora viven ellos; la de Asciclo Álvarez (hermano de doña Antonia), cuya casa estaba ubicada en la llamada esquina de Isidora (localizada hoy en el cruce de la calle Guamachal con la avenida Circunvalación); y las casas de la familia Carrasquel, (Rosa y Modesta, Eulalia y Andrea Carrasquel) en el sector Las Loceras, un poco antes de la subida de El Cambao.
 Para los años cuarenta construyó una vivienda en el sector, doña Amalia Rivas de Ledezma, vivienda que a su muerte heredaron don Pascual Pérez y su esposa doña Eusebia Ledezma de Pérez que era su única hija, a finales de los años cincuenta, la casa les fue expropiada por el Concejo Municipal, porque en la zona se construiría la sede del Liceo “José Gil Fortoul”, también fueron expropiadas las viviendas de las señoras Modesta, Eulalia, Rosita y Andrea Carrasquel, quienes fueron indemnizadas por el ente Municipal. En el caso de la señora Eusebia Ledezma de Pérez, solicitó que el Concejo le construyera su casa en el sector Guamachal, la cual le fue construida y entregada por este organismo en el año 1959. En ella vive actualmente su hija doña Juana Pérez y sus hijos, en la esquina de la calle Guamachal cruce con Los Tulipanes.
Informó doña Yolanda Álvarez de Sánchez, que a principio de los años cuarenta, siendo presidentes del Concejo Municipal de Valle de la Pascua, Arturo Tovar en 1940, Rafael Santaella Ledezma en 1941, Rafael Ortuño Suárez en 1942, y Alejandro Campagna en 1943 respectivamente, de manera reiterada exhortaron a su propietario don Manuel Vicente Álvarez para que le quitase los alambres a los potreros, alegando que estaban localizados en el perímetro urbano, en terrenos de la municipalidad, y así las personas interesadas en construir viviendas en el sector, lo hiciesen. Instrucción que fue acatada por su propietario, en contra de su voluntad y la de su esposa, iniciándose de ese modo el poblamiento lento pero sostenido del sector Guamachal, hasta la actualidad.
Una manera de preservar la memoria de las comunidades es recordando las acciones de sus habitantes, es el caso del ciudadano José Rafael Armas, quien tuvo su casa de habitación en el lugar donde ahora está construida la sede de el Tecnológico de los Llanos, este ciudadano era llamado popularmente “El Brujo”, por sus poderes para curar enfermedades con rezos y plantas medicinales, a partir del año 1945 toda la colectividad vallepascuense lo llamó doctor, porque el presidente del concejo municipal para ese entonces, médico Ángel Vicente Ochoa, le extendió un certificado que lo acreditaba como tal, en agradecimiento por curarle una enfermedad que padecía. Fue José Rafael Armas quien plantó el árbol de samán que todavía existe en la esquina este del Tecnológico, aledaño a la avenida circunvalación.
Para finales de los años 40, durante los años 50 y principios de los 60 del siglo XX, vivían o se establecieron en Guamachal las familias de don Nery Álvarez Belisario y doña Margarita Colmenares de Álvarez, don Felipe Adames, Pastora Ortega, Juana María Rengifo y Juana Rafaela Rengifo de Brizuela, María Eugenia Malpica, Leonor Mayorga, Juana Delgado, don Ramón Vanezca y doña Tomasa López de Vanezca, Rafael Martínez y doña Manuela Herrera, doña Petra de Morales, Pilar Martínez de López, Ana Rosa Fernández, Nieves Gelder, Félix Márquez, Petra González, Juan Manuel Gutiérrez y Nelly Meza de Gutiérrez, Lucio Blanco, Simón Correa, Josefa Hernández, Máxima Valera y Servanio Díaz, Eleuteria Díaz de Rodríguez, Pablo Villalobos, Chicho Brizuela y Gema Ortega de Brizuela, Lucía Millo, Lupercio Morales y Carmen Segovia de Morales, doña Felipa Solórzano y su hijo don Ubaldino Solórzano, Caridad Gómez, Azucena Ortiz, Manuela García, Chucha Seijas, Elena Astudillo, Julián Noriega y doña María Gómez de Noriega, Rafael Noriega y Ramona Caraballo de Noriega, doña Olivia Hoel, Guerino Ardizzi y Elvira Álvarez de Ardizzi, María Guarán, don Miguel Suárez y doña Raquel Guevara de Suárez, Simón Flores y doña Sara Bolívar de Flores, Edelmira Rengifo, Manuel Ángel Álvarez y doña María Seijas de Álvarez, entre otros.
En los años setenta, se establecieron en la zona, Alberto Azarak y doña Sara Moisés de Azarak, Pablo Villalobos, Chicho Pérez y Rosa Padrón de Pérez, Gilberto Néderr, Valentín Hernández y Juana González de Hernández, Amador Hernández y Rosa González de Hernández, Francisco González Arzola, Ernestina Suárez y Pedrito Carrasquel, Manuel Oropeza Fraile y Julieta Zamora de Oropeza, Ico Requena, Alejandría Rengifo, Armando Aquino y Elena Suárez de Aquino, y otros.  
Es importante señalar que el crecimiento poblacional de la comunidad se acentuó a mediado de los años sesenta y se aceleró a partir de 1970, convirtiéndose el sector en uno de los más populosos de la ciudad. En tal sentido, merece reconocerse la gestión realizada por Manuel Oropeza Fraile, presidente del Concejo Municipal, y por el síndico Juan Rafael Montenegro en ese entonces (1968-1972), quienes se preocuparon por donar parcelas y solares a familias honorables y trabajadoras, que han hecho de esta zona una de las urbanizaciones más tranquilas y reconocidas de Valle de la Pascua.
Las obras de infraestructura e instituciones emblemáticas de Guamachal son: el Instituto de Tecnología de los Llanos, proyectado y construido durante el primer gobierno del presidente de la República, doctor Rafael Caldera, quien lo inauguró en 1973; además del auditórium “monseñor Rafael Chacín Soto”. El parque “Vicente Sánchez Chacín”, la iglesia La Trinidad de Guamachal, la plaza “Profesora Isaura Ledezma Martínez”, y la cancha cubierta “Francisco de Miranda” al lado de la Plaza. Es tal la identificación de estos espacios con el nombre del sector, que las personas al referirse a cualquiera de ellos, dice: “la iglesia, el parquecito, la cancha o la placita de Guamachal”, omitiendo por desconocimiento o lógica los epónimos oficiales. Otras obras de importancia, vecinas al sector, son: el Liceo “José Gil Fortoul”, el Hospital “Rafael Zamora Arévalo”, y la Escuela “Doce de Octubre”. Muy cerca están también la Escuela “Carlos José Bello”, la Casa de la Cultura “Lorenzo Rubín Zamora”, y la Asociación de Productores Agropecuarios APADI; así como el hotel “San Marco”.
Entre los años 1981 y 1992 tuvo su sede en Guamachal, el Núcleo Valle de la Pascua de la Universidad Simón Rodríguez, funcionaba en la quinta “Santomé”, propiedad del abogado Aquiles Silvera, localizada en la calle 5 de Julio cruce con Los Pinos, diagonal a la plaza “Prof. Carmen Isaura Ledezma Martínez”.
La iglesia La Trinidad de Guamachal fue construida en el año 1973, durante el primer gobierno del doctor Rafael Caldera, por diligencias realizadas por monseñor Víctor Pérez Rojas, que fue su primer párroco.
En la calle Guamachal funcionaron durante mucho tiempo las oficinas administrativas de la Empresa de Electricidad Edelca, hasta que en los años ochenta fueron mudadas a su sede actual, en la comunidad rural de San Jerónimo - Potrerito, vía Espino.
A Guamachal se le puede considerar una zona con especial vocación estudiantil, por la presencia en el sector y sus alrededores de importantes instituciones educativas de todos los niveles. El Instituto universitario de Tecnología de Los Llanos ha determinado la proliferación de residencias estudiantiles, donde se alojan jóvenes que provienen desde distintas regiones del país a cursar sus carreras.
            Socialmente la población de Guamachal pertenece al estrato de clase media (media-media y media alta), conformada fundamentalmente por pequeños y medianos comerciantes, profesionales (médicos, docentes, ingenieros, técnicos, abogados, contadores y otras), trabajadores independientes, productores agropecuarios, empleados públicos y privados, y amas de casa.
Siendo una comunidad que se comenzó a establecer de manera espontánea, en una zona agrícola, con potreros y corrales para el encierre y ordeño de vacas, por donde sólo pasaba un camino real para recuas, es natural que sus calles se comenzaran a trazar por los organismos competentes, tardíamente. Es así, como esta tarea la inició el Concejo Municipal y la Prefectura Infantina, con el apoyo de la gobernación del estado Guárico, en el año 1974. Era presidente del Concejo, el profesor José López Itriago, el prefecto Héctor Soto Arbeláez, y el gobernador el doctor Máximo Salazar Carchidio.
En el llamado Sector Viejo o Guamachal pobre, las principales calles son: principal de Guamachal, El Liceo, Mara, Los Pinos, Los Tulipanes, Los Llanos, Martí, El Peñón, Las Delicias, Los Caobos, El Limón, y la avenida Circunvalación, que comienza frente al Hotel “San Marco”, atraviesa el sector, pasa frente al IUT de los Llanos, después pasa por un costado del Barrio “El Zamuro”, y del Taller Municipal, para finalizar en la calle real, en la salida hacia Tucupido.
A la calle Las Delicias se le llamó durante mucho tiempo calle “La Condenada” por su mal estado, que la hacía intransitable. La primera calle asfaltada fue la Guamachal, en el año 1973. La calle Los Llanos para los años 70, era una pica que fue abierta para que transitaran los camiones que transportaban piedra picada desde “La Sosilca”, que era una compañía dedicada al tratamiento de asfalto y a “picar y moler”, piedra, establecida en el sector Los Dos Caminos, a la entrada de donde está localizado actualmente el barrio La Solución, el cual se llama así, porque tomo el nombre de un taller mecánico que tiene o tuvo en la zona Eduardo Montenegro, llamado Taller “la Solución”.
 El sector Magisterio o Guamachal rico, lo conforman transversales, desde la primera hasta la séptima, además de las calles Perú, Italia y España, Cinco de Julio, desde la Casa de la Cultura hacia el este, La Atascosa, desde la avenida Libertador hasta la iglesia la Trinidad de Guamachal donde finaliza, entre otras. También existen los sectores: El Valle o Santa Eduviges, Doce de Octubre y San Jacinto, con sus calles. Las calles de mayor movimiento comercial, tránsito peatonal y vehicular son la Guamachal, Los Tulipanes y la avenida Circunvalación.  
Las esquinas más conocidas del sector, son: la esquina de “Guacharaco”: calle Los Tulipanes cruce con Las Delicias; esquina de “Vanezca” o del “Parque”: calle Los Tulipanes cruce con Los Llanos; esquina de “La Reforma”: calle Los Tulipanes cruce con Guamachal; esquina de “Rosa Pata Blanca”: calle Los Tulipanes cruce con Martí; esquina de “Fidelina”: calle Los Tulipanes cruce con El Liceo, esquina de “Doña Olivia” o de “Mi Juguito”: calle Guamachal cruce con Mara; y esquina de “Isidora” o de “El Tecnológico”: en la calle Guamachal cruce con avenida Circunvalación.
El agua y las cloacas fueron instaladas en el año 1972, refiere la señora Máxima Valera que la primera persona que tuvo agua instalada por tuberías en el sector, fue la señora Josefa Hernández, a quien se la mandó a instalar desde la avenida Libertador, su hijo, el coronel del ejército Carlos Hernández, en el año 1968. Después instalaron una pluma pública en inmediaciones de donde ahora está Comercial “El Rodeo”, por diligencias hechas por la señora Flor Ortega, que vivía al frente. También antes de 1972, fue colocada una tubería con una llave, en la calle Guamachal, específicamente debajo de un gran roble que estaba donde ahora está el parque; y dos tanques públicos, uno en la calle Los Tulipanes cruce con Las Delicias, y otro en la calle Guamachal, al inicio de la calle El Peñón, frente a la casa de José Vicente Rengifo y Carmen María Álvarez de Rengifo. Estos tanques fueron construidos e instalados por el desaparecido Instituto Nacional de Obras Sanitarias -INOS- y el Concejo Municipal, a finales de los años sesenta.  
En otro sentido, es meritorio dejar testimonio de los primeros establecimientos comerciales que se establecieron en el sector. El más antiguo del cual se tiene noticia fue una pequeña bodega y botiquín con rocola de la señora Petra González, ubicada en la que posteriormente fue la casa de habitación de don Rafael Martínez, quien también tuvo bodega en ella. Su ubicación era en la calle Guamachal cruce con Los Pinos.
En 1962 se estableció don Ramón Vanezca Valera, con su bodega “Brisas del Llano”, otra bodega fue la Isaías Matos Arzola (Mono), que fue vendida a finales de los 80 a Rubén Michelangelli; en 1968 se estableció Francisco González con la bodega “El Bienvenido” que todavía se mantiene con el nombre de Bodega y Quesera “Los Tulipanes”, a principio de los años 70 se estableció Valentín Hernández con la bodega y carnicería “La Reforma” que todavía existe, después han tenido bodegas en el sector Julio Brizuela y María Brizuela, bodega “Las Marías”, Carmen Loreto, bodega “Mary Igle”; Elisa Rengifo de Padrino con la Lonchería “Mi Juguito”; Rosa de Medina con la bodega “13 de diciembre”, Taller de bicicletas de Luis Villanueva (Calle Los Tulipanes c/c. El Limón), entre otras. Fue emblemático el próspero mayor de víveres que entre los años 70 y 80 tuvo en el sector, el señor Lupercio Morales (Calle Los Pinos c/c Martí), también la llamada bodega de “Aribe” (Donde actualmente está el establecimiento Comercial El Rodeo), así como la Ferretería “El Ferretero” (Calle Guamachal c/c. El Peñón) de Freddy Arzola, en los años 90 y principios del 2000.
Desde finales de los 80, está en la calle Los Tulipanes, la Ferretería “Los Tulipanes”, propiedad de Andrés Souto, otros fondos de comercio establecidos en el sector, son Comercial “El Rodeo” de José Luís Girón en la calle Guamachal; Parabrisas “Royka” de Roy Morales en la calle el Liceo, las panaderías “La Torre del Pan”, de la familia Díaz, y Panadería “Nina”, propiedad de la maestra jubilada Nina Hernández Moya de Troconis, en la avenida Circunvalación, y la Panadería “Guamachal” en la esquina de la calle Guamachal cruce con calle El Peñón, un centro Mercal, en la calle Los Llanos frente al parque “Vicente Sánchez Chacín”, entre otros. Son muchos y variados los comercios que en los últimos treinta años se han establecido en el sector: panaderías, bodegas, farmacia, marmolería, queseras, depósitos y distribuidoras de arroz, sal, cerveza, leche, agencias de lotería, licorerías, talleres, y muchos más, que le han dado vida económica y referencia a la comunidad a través del tiempo. 
A manera de reflexión final, es importante señalar, que el sector Guamachal que conocemos y tenemos hoy, es muy diferente de aquel que subyace con nostalgia en la memoria de muchos de sus habitantes, ha desaparecido su ruralidad y sus guamachos, pero está vivo aún su devenir, el cual está presente en muchos nombres que le dan identidad a sus calles, esquinas y sitios, contra los que inútilmente ha luchado el progreso urbanístico y la desmemoria de muchos de sus habitantes.

REFERENCIAS DOCUMENTALES, BIBLIOGRÁFICAS
Y TESTIMONIALES
Documentales:
Oficina Subalterna del Registro del Municipio Infante. Documento Nº 3, folios 5 y 6, protocolo primero, 1er. trimestre, año 1934.
            Bibliográficas:
BERRÍOS-BERRÍOS, alexi. (2006). Lo Pequeño como Alternativa. Memorias. Caracas: Fondo Editorial Tropikos. Cátedra de Historia regional y Local “Mario Briceño Iragorry”.
 CASALE, Irama (1997). La Fitotoponimia de los Pueblos de Venezuela. Caracas: Ediciones de la Biblioteca de la UCV. Cartografía Nacional. Comisión de Nombres Geográficos Nº 2.
 HERNÁNDEZ G. Felipe (2005). Historia de Valle de la Pascua. En los Llanos del Guárico (1725-2000). Caracas: Tipografía de Miguel Ángel García e Hijo.
 MARTÍNEZ, Azucena (2005). Mi Estado Guárico. San Juan de los Morros: Ince Guárico. Gráficas Los Morros, CA.
 NÜÑEZ, Enrique Bernardo (1988). La Ciudad de los Techos Rojos.  Caracas: Monte Ávila Editores.
 RUBÍN ZAMORA, Lorenzo (1972). Diccionario Biográfico Cultural del Estado Guárico. Caracas: Talleres Hijos de Ramiro Paz SRL.
 SOTO ARBELÁEZ, Manuel. (2007), Los bailes de Valle de la Pascua del siglo XIX. (1 y 2). Valle de la Pascua: en: Diario Jornada, 13 y 20/03/2007. p.4.
 Testimoniales: para la realización de esta investigación, fueron muy importantes los aportes testimoniales de las personas que a continuación se indican:
 . Doña Juana González de Hernández.
. Doña Juana Pérez: conversación sostenida el 24/08/2006.
. Doña Máxima Valera: conversación sostenida el 17/08/2006.
. Don Ramón Vanezca Valera: conversación sostenida el 12/08/2006.
. Doña Yolanda Álvarez de Sánchez: conversación sostenida el 11/08/2006.
. Galifa Fernández.
. Lic. Ricardo Antonio Sánchez Álvarez. Conversación efectuada el 11/08/2006.
. Teolinda Vanezca López: conversación sostenida el 12/08/2006.