miércoles, 6 de junio de 2012

LA REVOLUCIÓN INTEGRADORA Y EL ALZAMIENTO DEL CORONEL CAYETANO GABANTE EN TUCUPIDO EN 1833


DR. FELIPE HERNÁNDEZ G.
UNESR/Cronista Oficial de Valle de La Pascua
Apenas instalado el gobierno de la naciente República, después de la Separación de Venezuela de la Gran Colombia en 1830 y electo como Presidente Constitucional el general José Antonio Páez, cuando apareció en el país, el mal endémico de las guerras civiles que azotarían a Venezuela durante todo el siglo XIX, caracterizado por el irrespeto a las instituciones y el anárquico individualismo que signa nuestra idiosincrasia. Esta continuada eclosión se manifiesta por medio de montoneras, guerrillas, disturbios populares, alzamientos, motines, revoluciones y golpes de estado.
En ese concierto se inscribe la Revolución Integradora, nombre con el que se conoce en la historia de Venezuela la rebelión y las acciones que se produjeron en el Oriente del país desde donde se extendieron por buena parte de los territorios del Guárico, y que tenía como bandera y objetivo la restitución de la Gran Colombia. En ese orden de ideas, a un año escaso de haber nacido Venezuela como República, el general José Tadeo Monagas alzó la bandera de la rebelión en su hato Los Robles. El 8 de enero de 1831, en Aragua de Barcelona, los cultivadores de tabaco de la región se insurreccionaron y asaltaron la sede de la administración del producto. El día 15 de enero se reunieron en asamblea y la protesta adquirió un carácter subversivo ante su poder de convocatoria. Acordaron desconocer al Gobierno, sus leyes y su Constitución, proclamando la integridad de la República de Colombia. Le propusieron a José Tadeo Monagas la jefatura del movimiento y este aceptó, con lo cual la insurrección se tornó más grave y peligrosa, tomando el nombre de Revolución Integradora.
El 22 de mayo de 1831 se realizó en Barcelona una asamblea popular que resolvió invitar a las provincias de Cumaná, Margarita y Guayana, para que junto con la de Barcelona formaran un nuevo estado independiente que se llamaría Estado de Oriente, reconociendo el fuero militar que había sido abolido por el Congreso y nombrando a Santiago Mariño como gobernador de dicho estado, y a José Tadeo Monagas como segundo. El acta levantada al efecto decía que “la Constitución atacaba a la religión en sus principios, desaforaba el clero y destruía la milicia y su fuero, tan necesario para fundar y organizar los ejércitos”.
Recuérdese que el clero, representado por el Arzobispo de Caracas, Ramón Ignacio Méndez se había opuesto a que la Constitución centro-federal de 1830, fuese juramentada en la Catedral de Caracas, ya que este era un acto político y no religioso, esta oposición le costó la expulsión del país junto con los obispos de Mérida y Guayana, quienes se habían solidarizado con él.
 Mariño aceptó los postulados de esta acta acompañado por Monagas, lo que obligó a Páez a ponerse personalmente en campaña contra este movimiento separatista. Debidamente autorizado por el Congreso para conceder amnistía a los sublevados, Páez envió como comisionados al cuartel general de los insurrectos, a los comandantes Manuel Figuera y Miguel Rola, a entrevistarse con Monagas. Aunque estos en un principio estuvieron dispuestos a conciliar, las reuniones no llegaron a nada concreto.
Movilizando un ejército sobre los alzados, y después de algunas escaramuzas, se avino el general Monagas a someterse y aceptaron deponer las armas en Valle de la Pascua, donde se reunieron con Páez el 23 de junio de 1831, pues no tenían como enfrentar las fuerzas militares del gobierno movilizadas en su contra. El día 24 se proclamó el acuerdo por el cual se licenciaban todas las tropas revolucionarias y se garantizaban las vidas y la posesión de los bienes de los alzados.
El 7 de marzo de 1833 el coronel Cayetano Gabante quien había secundado a Monagas en 1831, se declaró en armas en Tucupido, proclamando la reconstitución de la Gran Colombia. Tomó la población de Chaguaramal en el Unare y rechazó la amnistía que le fue ofrecida por el gobierno de Páez.
Expone la historiadora Mireya Soto (1988), lo siguiente:
“Gavante poseía, y así lo demostró, una extraña personalidad, pues pasó de ser separatista y estar dispuesto a marchar si se intentaba restablecer la unión colombiana, en 1830, a ser un integracionista que a principios del año 1834 y ejerciendo la presidencia el general José Antonio Páez, se alza en las cercanías de Tucupido (Unare) y proclama la unidad de Colombia. A ese ideal integracionista parece que se agregaba un cierto resentimiento contra el gobierno por una deuda que se la había reconocido, pero no pagado”.
 Perseguido y derrotado, el coronel José María Zamora lo apresó el 3 de abril de 1833 en el sitio de La Iguana, estado Guárico, después de una breve escaramuza. El historiador Domingo Irwin (2008:74), refiriéndose al fracaso del alzamiento de Gabante, dice lo siguiente “No obstante las limitaciones de equipamiento del gobierno, fue mantenida la paz pública. La pequeña insurrección del coronel Cayetano Gabante fue dominada con relativa facilidad…”. Llevado a Caracas de donde logró huir de la cárcel el 6 de junio, es decir, un mes después.
Huyendo hacia su natal Tucupido, se escondió en el centro del país, acompañado de su medio hermano, el comandante Andrés Guillen, quien comandó el asaltó a la cárcel de donde lo liberó. José Dionisio Cisneros, el mismo bandolero que Páez había indultado en 1830, comisionado por el gobierno para perseguirlo y enfrentarlo, logró alcanzarlo el 11 de noviembre en el sitio de El Acapro en jurisdicción de Guayas, cerca del pueblo de La Victoria en Aragua.
Su medio hermano Andrés Guillen murió en el encuentro y Gabante logró huir con tres de sus compañeros, quienes para congraciarse con el gobierno, lo asesinaron después de haber asistido a una fiesta cerca del pueblo de El Sombrero, donde estaban reunidos el comisario y personalidades de la localidad, en la cual se discutió sobre la “gran revolución” que se preparaba contra el gobierno de Páez, cuyo caudillo era Gabante.
El miércoles 14 de mayo de 1834, Gabante fue emboscado en las inmediaciones de los pueblos de Ortiz y El Sombrero por sus secuaces. En el alevoso ataque resultó muerto, siendo sepultado por sus atacantes en la Mesa de Paya. Así terminó las correrías como caudillo militar el coronel Cayetano Gabante.
Fue uno de los tantos soldados de extracción popular que en la Venezuela decimonónica, una vez consolidada la República, cambiaron sus lauros militares por usufructos. En su natal Tucupido es recordado, porque es epónimo de una de las calles centrales de la población, su nombre atraviesa la ciudad de sur a norte, pasando por el costado Este de la Plaza Bolívar, frente a la iglesia San Gabriel Arcángel, lo que permite inferir el reconocimiento de héroe que le han prodigado sus paisanos.
La historiadora guariqueña y profesora universitaria, Dra. Miriam Meza Báez de Borges (2011), considera que para la historia regional del Guárico, esta investigación constituye un importante aporte, por cuanto “es muy escasa la información sobre este singular hecho histórico, siempre se habla del movimiento de Oriente y de Monagas y no de la participación de gente del Guárico y de la repercusión en los pueblos del  llano guariqueño del citado movimiento”.

REFERENCIAS
 BRAVO, Manuel J. (1979): Algunas expresiones ideológicas del período de las oligarquías, 1830-1858. Caracas: Tipografía de Miguel Ángel García e hijo.
            ESTÉVEZ GONZÁLEZ, Edgar. (2006): Las guerras de los caudillos. Caracas: Libros El Nacional.
            IRWIN G. Domingo. (2008): Caudillos, militares y poder: Una historia del pretorianismo en Venezuela. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello.
 SOTO ARBELÁEZ, Manuel. (2011): Ilustres héroes de la Independencia Suramericana nacidos y/o relacionados a Tucupido. Tucupido: III Encuentro de Historiadores, Cronistas e Investigadores en Tucupido. Complejo Cultural Fray Anselmo de Árdales. Octubre 2011.
 SOTO DE L. Mireya. (1988): “Cayetano Gavante”. Diccionario de Historia de Venezuela. Tomo 2. Caracas: Fundación Polar. Editorial Ex Libris. p. 263.
           
            - Ponencia presentada por el autor en el  III Encuentro de Historiadores, Cronistas e Investigadores, realizado en el Complejo Cultural “Fray Anselmo Ardales” de la ciudad de Tucupido, estado Guárico, en el mes de octubre del año 2011.

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